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El presidente iraquí se niega a firmar la ejecución de Tareq Aziz, el rostro del régimen de Sadam

  • El kurdo Talabani dice que se compadece de Aziz por su edad y ser cristiano
  • Rusia y el Vaticano han pedido al Gobierno iraquí que no lo ejecute
  • No está claro si el presidente podrá bloquear la ejecución

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El presidente iraquí, Jalal Talabani, se negará a firmar la orden de ejecución de Tareq Aziz, ex viceprimer ministro del dictador Sadam Hussein, sentenciado a muerte el pasado mes por su persecución de los partidos islámicos.

"No, no firmaré la orden de ejecución de Tareq Aziz porque soy un socialista", ha asegurado en una entrevista con la cadena de televisión France 24.

"Me compadezco de Tareq Aziz porque es un cristiano iraquí. Más aún, es un hombre mayor que tiene más de 70 años", ha añadido.

El alto tribunal iraquí dictó la setencia de Aziz, la cara internacional del régimen de Sadam, a finales de octubre.

El Vaticano y Rusia han pedido a Irak que no ejecute la sentencia por motivos humanitarios, recordando su edad y el hecho de que tiene problemas de salud.

Aziz es conocido en las capitales extranjeras y Naciones Unidas antes de la caída de Sadam

No está claro si la negativa de Talabani, de origen kurdo, a firmar la sentencia de muerte evitará que sea llevado a cabo.

Debate jurídico

De hecho, cuando Irak fue ejecutado en 2006, Talabani aparentemente se negó a firmar la orden, aunque los poderes presidenciales tras su reelección la pasada semana no son los mismos que en el último mandato, donde no estaba en aplicación la constitución.

Un importante abogado iraquí considera que la sentencia de Aziz no podría llevarse a cabo sin la firma de Talabani.

"De acuerdo con la constitución iraquí, el presidente del estado tiene el poder de ratificar sentencias de muerte antes de que se produzcan", ha asegurado el abogado, Tariq Harb.

"Las sentencias de muerte no se pueden aplicar sin la aprobación del presidente. Es lo que está en la Constitución", ha añadido.

El año pasado un tribunal iraquí sentenció a Aziz a quince años de prisión por su papel en la muerte de decenas de mercaderes en 1992 y a otros siete años por su papel en el desplazamiento forzado de los kurdos del norte de Irak en el mandato de Sadam.

Aunque se rindió a las fuerzas americanas en abril de 2003, no fue entregado a las autoridades iraquíes hasta este año.