Vicent Sanchis: "La censura acabó con el Capitán Trueno"
- El periodista publica el primer estudio serio sobre la censura en los tebeos
- Se títula 'Tebeos mutilados' y se centra en la editorial Bruguera
- Te ofrecemos unas páginas del libro, en primicia
VICENT SANCHIS (Valencia, 1961)
Se ha dedicado durante tres décadas al periodismo. Ha dirigido las revistas 'El Temps' y 'Setze', y los diarios 'El Observador' y 'Avui'. También ha trabajado en televisión como guionista y director de programas culturales. Actualmente colabora en algunos medios como articulista y es profesor de la facultad de Comunicación Blanquerna de la Universitat Ramon Llul. Ha escrito Franco contra Flash Gordon' (La censura franquista aplicada a las publicacions infantils i juvenils) con el cual ganó el premio Joan Fuster de ensayo. También ha comisariado numerosas exposiciones sobre cómics.
"La censura acabó con el Capitán Trueno" así de categórico se muestra el periodista y experto en cómics Vicent Sanchis al hablarnos de su libro 'Tebeos mutilados' (Ediciones B), el primer ensayo serio sobre los efectos de la censura sobre los tebeos.
"Es una historia que se desconoce por completo. En momentos como este en los que tanto se habla de la memoria histórica había un capítulo casi olvidado de nuestra cultura que es el de los tebeos. Se ha hablado mucho sobre la censura en el cine, los periódicos, el teatro, pero apenas se había escrito sobre los tebeos, que también mantuvieron esa lucha contra la represión".
"Hay que reconocer que hubo otros factores que contribuyeron a la desaparición del Capitán Trueno y los tebeos de aventuras, como la aparición de otros tipos de ocio, a finales de los 60, y la popularización definitiva de la Televisión, que hacen que los cuadernos de aventuras se vendan mucho menos, pero esa decadencia no hubiera sido igual sin la definitiva intervención de la censura".
Manuel Fraga jugó un papel importante
"Cuando llegó al Ministerio de Información y Turismo, en 1962, se suponía que iba a ser una apertura, y en 1966 aprobó una ley que eliminaba la censura previa; pero esa decisión, aparentemente aperturista, acabó comportando una contradicción. Las sanciones, multas y suspensiones se multiplicaron por cien. Y lo que fue peor, el miedo hizo que las editoriales y los autores crearon la autocensura".
"Fraga iba acompañado por Jesús María Vázquez un fraile dominico obsesionado por aplicar la normativa a rajatabla. Se prohíbe la violencia, las armas y cualquier aventura arriesgada. Los elementos primordiales de la historieta de aventuras. ¿Se puede entender un tebeo de aventuras medievales sin espadas y sin luchas?. Además, en la prensa infantil y juvenil la censura no desapareció hasta 1977".
Lo más difícil en un libro como este ha sido conseguir la documentación porque hay una gran parte que se destruyó. "Conseguir las fichas de la censura ha sido muy complicado, porque una gran parte desapareció o se destruyó deliberadamente. Concretamente en la Delegación de Barcelona se perdió todo el material desde 1951 hasta 1977. En aquella época Rodolfo Martín Villa era Gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Barcelona y tenía la obsesión de destruir documentos comprometedores como los que afectaban a la Falange y destruyó muchísimos. Este libro sólo ha sido posible gracias a los fondos de las editoriales".
Los casos más curiosos
El censor era el que tenía la última palabra al aplicar la ley, lo que dio lugar a anécdotas muy curiosas: "En 1962 le dijeron a Ibáñez que eliminase al Doctor Frankenstein de la serie '13 Rue del Percebe' porque la vida humana sólo la creaba Dios. Y el dibujante tuvo que sustituirlo por un sastre"
"No se podía cuestionar la autoridad paterna, por lo que 'Zipi y Zape' y las historietas con niños traviesos se suavizaron muchísimo. Incluso hubo un caso muy curioso que fue el de 'La Familia Trapisonda', que de ser padres e hijos se convirtieron en tíos y sobrinos, para no cuestionar la jerarquía familiar".
"En la escuela Bruguera se creo una especie de autocensura porque la página que no se publicaba no se pagaba. Por eso los dibujantes tenían mil recursos para burlar a la censura, otro de los más famosos fue el de utilizar a los gendarmes franceses y a los lobbys británicos, en vez de la policía española, para que pareciese que las aventuras transcurrían en un país imaginario en el que también se pagaba en "piastras" para evitar cualquier semejanza con la realidad".
"En una de sus primeras aventuras el Capitán Trueno tenía que devolver un Cáliz robado. Y en la primera reedición de la historieta se sustituyó por una corona, para evitar las referencias religiosas. Lo más curioso es que en la siguiente reedición el censor fue más permisivo y se volvió a autorizar el Cáliz".
"También se prohibía todo lo que iba contra el régimen, la religión, la moral y, por supuesto el erotismo. A las revistas infantiles se les impedía mezclar hadas y ángeles porque los ángeles eran reales y las hadas no, y los niños podían confundirlos.
"Y en los tebeos que se reeditaban de los años 40 y 50 vemos caer a jinetes sin espadas ni flechas que les alcancen porque en la reedición se borraban y que fuera lo que dios quiera".
Los casos más graves y el ¿final de la censura?
"Hay muchísimos casos, como el del dibujante Cifré (El reporter Tribulete) al que detuvieron, aunque le soltaron al poco tiempo. La verdad es que los editores de diarios se la jugaban más porque los dibujantes de los tebeos fueron un poco domesticados por la censura".
"Aunque a partir de los 70 comenzaron a aparecer algunos tebeos para adultos que tenían muchos problemas con la censura e incluso tebeos clandestinos. La prensa satírica combativa de aquella época lo pasó muy mal. El caso más famoso fue el de la bomba contra la revista 'El Papus' que mató a una persona e hirió a varias más. Esa bomba fue una forma de censura".
"A partir de 1978 la historia cambió con la desaparición de las normas de censura para los tebeos, pero los dibujantes seguían teniendo cuidado porque algunas normas no eran muy claras"
"Aún hoy, de vez en cuando la censura saca la cabeza por algún agujero. Todos recordamos la portada de El Jueves de hace dos años, cuando se secuestró la revista y el guionista y el dibujante fueron encausados. Y que acabó con una multa de 3000 euros para cada uno de ellos"