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'When you're strange', un justo tributo a The Doors y Jim Morrison

  • Se estrena el documental dirigido por Tom DiCillo sobre el mítico grupo
  • Merece la pena sólo por las imágenes de la película experimental que rodó Morrison

Ver también: Ver también: La historia de The Doors | Especial sobre The Doors

Por
Días de cine - 'When you're strange'

FICHA TÉCNICA

Dirección: Tom DiCillo

Guión: Tom DiCillo

Fotografía y archivo documental: Paul Ferrara

Montaje: Mickey Blythe, Kevin Krasny

Productores: Rhino Entertainment Company, Peter Jankowski, John Beug, Dick Wolf, Jeff Jampol

Música original: The Doors

País de producción: Estados Unidos

Género: Documental musical

Año de producción: 2009

Duración: 86 minutos

"People are strange when you're a stranger (La gente es extraña cuando eres un extraño)". Así decía la canción "People are strange" del mítico grupo The Doors de su segundo LP Strange Days (1967); y de ahí ha sacado el título para su película documental Tom DiCillo, When you're strange, una película sobre The Doors, estrenada en diciembre de 2010 que narra el vertiginoso ascenso y caída del grupo y, fundamentalmente, de su carismático líder, Jim Morrison, sin olvidarse de Ray Manzarek (teclados), Robby Krieger (guitarra) y John Densmore (percusión).

La cinta es un acercamiento sincero a la banda que huye de los estereotipos creados en torno a la figura de Morrison -como los que creó Oliver Stone con su film The Doors en 1991- y que supone un justo tributo al que fue el único grupo capaz de hacer sombra a sus contemporáneos The Beatles y los Rolling Stones, leyendas de la música que sí han gozado del reconocimiento que a los Doors se les ha negado, probablemente porque nunca se vendieron. Un grupo nacido en la contracultura de los 60, autores de una música psicodélica e hipnotizante y con letras con mucho mensaje, crudas y llenas de poesía simbólica.

Narrada por el actor Johnny Depp -que, al igual que Morrison, tuvo que luchar contra el alcohol y las drogas, como el propio DiCillo afirmaba-, la cinta recoge material del grupo rodado entre 1966 y 1971, gran parte inédito, e imágenes filmadas en 35 mm por el propio Morrison de su película experimental HWY: An American Pastoral, que codirigió en 1969 junto a su compañero en la escuela de cine de la UCLA (Universidad de California) Paul Ferrara, con guión y protagonizada por el cantante sobre la historia de un autoestopista asesino.

La calidad de las imágenes es tal que mucha gente piensa que el que aparece en pantalla es un actor interpretando a Jim Morrison, lo que DiCillo no cesa de desmentir por donde quiera que vaya, y sólo por verlas merece la pena el documental.

No hay entrevistas actuales y ni una sola imagen que no pertenezca a la época. "Quería que los Doors contaran su propia historia", decía su director cuando se presentó en el Festival de San Sebastián en 2009. Y parece haberlo conseguido porque Manzarek, Kriegger y Densmore están orgullosos del resultado. Es la película definitiva sobre The Doors.

La transformación el Rey Lagarto

Con el film experimental de Morrison como estructura narrativa y con la música de los Doors siempre presente, Tom DiCillo, en su primer documental en 20 años de carrera como cineasta (Johnny Suede, Vivir rodando), introduce al espectador en la historia con un sobresalto en el que es el único juego de ficción que se permite en su película: la música que el autoestopista Morrison de HWY: An American Pastoral sintoniza en la radio de su coche se ve interrumpida por el locutor para anunciar la triste noticia de la muerte del cantante de los Doors el 3 de julio de 1971.

El film experimental de Morrison

A partir de ahí, Jhonny Depp -su incorporación ha hecho ganar enteros al documental, en un principio narrado por un DiCillo demasiado monótono-, como narrador onírico, comienza a recitar el guión, e incluso a improvisarlo en ocasiones. Nos presenta a un Morrison lleno de inquietudes poéticas y devoto de Baudelaire, Rimbaud o William Blake, y estudiante de cine en la UCLA, donde conoció a Ray Manzarek y con el que alumbraría la banda.

DiCillo nos retrata la, nunca mejor dicho, camaleónica transformación de Jim Morrison en el Rey Lagarto. De un Morrison que al principio tenía un gran miedo escénico y hacía sus primeras actuaciones de espaldas al público en el club californiano Whisky a Go Go al provocador Morrison de los conciertos multitudinarios donde los policías sobre el escenario eran parte más del atrezo hasta que acababan llevándoselo detenido.

"Para Ray es como un antiguo chamán que lleva a sus seguidores a mundos en los que nunca se atreverían a entrar solos", dice Depp en la narración.

La irreverencia

El documental repasa cronológicamente y reconstruye momentos clave de la carrera del grupo que demostraban su irreverencia, como la actuación que les valdría el despido del Whisky a Go Go en agosto de 1966, unos días después de ser fichados por Elektra, en la que Morrison cantó en la parte edípica de The End "Father? Yes son? I want to kill you, Mother? I want to fuck you" (¿Padre?, ¿Sí, hijo?, Quiero matarte; ¿Madre? Quiero follarte). La relación de Jim con su padre, almirante de la Marina, nunca fue buena.

También incluye la actuación en 'El Show de Ed Sullivan', en septiembre de 1967, cuando los censores de la CBS exigieron a Morrison que suprimiera la parte de la canción de la exitosa "Light my fire" en la que decía "Girl, we couldn't get much higher" ("Nena, no podríamos habernos elevado más") por su clara alusión a las drogas. La 'sugerencia' sirvió al cantante para pronunciar en directo un "higher" mucho más fuerte y claro. Nunca más volvieron a ser invitados.

A ese ánimo provocador hay que unir los problemas con las drogas y el alcohol de Morrison, que lo fueron minando a él y al grupo. El súmmum llegaría en una actuación el 1 de marzo de 1969 en el Dinner Key Auditorium de Miami, en la que el cantante inició un monólogo con el público en el que los invitaba a pasarlo bien, a cambiar el mundo y hacer todo lo que quisieran. Aunque no se presentó ninguna prueba gráfica, se le acusó de haber enseñado el pene y simular una masturbación y fue llevado a juicio y condenado por blasfemia y exhibicionismo a cuatro meses de trabajos forzados en una cárcel, que nunca llegaría a cumplir porque murió antes. A raíz de este incidente, se les prohibió actuar en muchas partes de Estados Unidos.

Estos problemas con las drogas y el alcohol y sus consecuencias los retrata el documental sin caer en los estereotipos del biopic de Oliver Stone, que presentaba a un Jim Morrison simplemente como un borracho ridículo y auto-destructivo.

"Morrison es a la vez inocente y profano. Un poeta del rock' n' roll. Peligroso y muy inteligente. Nunca nadie había logrado esa combinación antes", sigue el guión del documental.

"Elvis era sexy; Mick Jagger sexy y poderoso; pero ninguno de los dos inteligentes o poetas. Jim Morrison fue el primero y el único que cubrió todas las necesidades de las estrellas del rock: era hermoso, andrógino, gustaba a mujeres y hombres, y muy inteligente. Tan bueno, tan bueno que eso le destruyó", afirma DiCillo.

La muerte de un mito

Es de agradecer también que, a diferencia de otros documentales y de la película de Stone, DiCillo no entra en especulaciones sobre la muerte de Morrison. Éste, poco antes de morir había decidido retirarse un tiempo a París con su novia, Pamela Courson, intentar dejar el alcohol y centrarse en su verdadera vocación, la poesía. La noche del 3 de julio de 1971, después de haber bebido mucho, Pamela lo encontró muerto en la bañera.

Jim Morrison se marcha a París

Meses antes, después de las muertes en menos de un mes de Jimi Hendrix y Janis Joplin, que le afectaron mucho, llegó a bromear con que él sería el tercero.

El epílogo de la película de DiCillo es muy gráfico con el mensaje que ha querido dar: que los Doors nunca se vendieron. En vida de Morrison se negaron a ceder los derechos de “Light my fire” para un anuncio de coches. A día de hoy, ninguna de sus canciones se ha usado en un anuncio de coches.

When you’re strange, no one remembers your name” (Cuando eres un extraño nadie recuerda tu nombre). Lo siento, señor Morrison, en esto se equivocó.