Alex Toth nos invita a entrar en 'The House of mistery'
- Toth era uno de los dibujantes más admirado por sus compañeros
- Un auténtico maestro en la composición, y en las luces y las sobras.
Para Alex Toth (1928-2006) menos era más. Una simple sombra, una silueta vacía... con los mínimos elementos el dibujante conseguía transmitir una amplia gama de emociones, situaciones y atmósferas. Algo fundamental si nos invita a entrar en The House Of Mistery (Planeta Deagostini).
Después de otros dos maestros del terror como son Bernie Wrightson y Neal Adams llega el turno de recuperar las historias que Toth dibujó para esta popular serie y que se encuentran entre lo mejorcito de la misma, porque cada página es una verdadera obra de arte.
Toth marcó a una generación de dibujantes y de animadores con sus trabajos en los que dominaba como nadie las técnicas de la narración apoyado en un dibujo simple, en apariencia, pero en el que luces y sombras cobran vida, logrando una atmósfera inquietante.
Muchas veces imitado pero nunca igualado
Como a todos los artístas originales, muchos le imitaron pero ninguno se acercó a su maestría, y además su dibujo evolucionaba de un trabajo a otro, como podemos comprobar en este fantástico e imprescindible volumen.
Su dominio de las figuras, de la composición, de los espacios y del cuerpo humano es fabuloso, destacando esos rostros angulosos que nos transmiten una amplia gama de emociones con apenas unas líneas, unas pinceladas maestras.
El historietista español Josep María Beá lo explica mejor asegurando que fue el dibujante que más le impactó en su vida, conmocionando a todo el equipo de Selecciones Ilustradas gracias a "su portentoso conocimiento de la anatomía humana, su síntesis gráfica, la novedosa planificación, el concepto del equilibrio tonal".
Una lección de cómo dibujar un cómic de terror
Y es que Alex Toth quizá fue más admirado por sus compañeros de profesión que por los lectores. Y también fue un maestro en el uso de las onomatopeyas, que se salen de las viñetas y parecen llegar a nuestros oídos como si se tratase de sonidos auténticos. También fue un maestro de la animación al que se sigue imitando.
Las historias de este volumen cubren un plazo de unos 15 años, lo que nos permite comprobar la evolución del autor. Y los guiones son de profesionales tan competentes como Jack Oleck, Robert Kanigher o el propio Toth.
Pero los dibujos del artísta los convierten en una maravilla, una lección de cómo hay que dibujar un cómic de terror que sólo pueden ofrecer algunos maestros como Toth.
En definitiva, un cómic imprescindible y un auténtico deleite para los sentidos.