El Papa afirma que es mejor que los sacerdotes que viven con una mujer contraigan matrimonio
- En su libro de entrevistas, Luz del Mundo, realiza sorprendentes declaraciones
- Afirma ser un amante de la música clásica y confiesa no hacer deporte
El libro de entrevistas sobre el papa Benedicto XVI presentado este martes en el Vaticano ofrece sorprendentes revelaciones sobre la forma de pensar, así como las aficiones secretas del Sumo Pontífice.
El papa Ratzinger afirma Luz del Mundo que si un sacerdote vive con una mujer, sería mejor que los dos contrajeran matrimonio, aunque también aclara que primero se debe examinar si existe "una verdadera voluntad matrimonial y pueden contraer un buen matrimonio".
Por el contrario, ha afirmado que si se trata "de una caída de la voluntad moral, sin una auténtica unión interior", es necesario buscar formas de "rehabilitación para él y para ella".
Benedicto XVI sostiene que, en cualquier caso, es necesario tener en cuenta que los niños "que son el bien más preciado" estén tutelados y puedan vivir en un contexto educativo vivo que necesitan.
No hace deporte
En el libro, basado en 90 preguntas que le hizo este verano en su residencia de Castel Gandolfo, al sur de Roma, el periodista alemán Peter Seewald, el papa Ratzinger manifiesta, con respecto al divorcio y a la comunión de los divorciados que, según el Evangelio, "el matrimonio es indisoluble" pero que se puede analizar "más a fondo la cuestión de la validez de los matrimonios".
Además, gracias a estas 20 horas de entrevista, hemos podico conocer, por ejemplo, que el Papa no hace deporte y que le gustan películas como "Don Camillo y Peppone".
"Como Winston Churchill", no hace deporte y no usa la bicicleta estática que le recomendó su anterior médico personal, Renato Buzzonetti, porque no tiene tiempo y el que tiene lo dedica a examinar documentos y a leer actas.
El Obispo de Roma come con la "familia pontificia", cuatro laicas italianas de la comunidad "Memores Domini" que cuidan el apartamento papal y sus dos secretarios, Georg Gänswein y Mieczyslaw Mokrzycki.
Con ellos ve también la televisión, los telediarios y películas, muchas de ellas en un "dvd" que tiene en el apartamento. Le gustan filmes como "Don Camillo y Peppone", un clásico del cine italiano sobre las relaciones entre el cura de un pueblo y el alcalde comunista.
Amante de la música clásica
Juntos celebran misa, festejan los onomásticos y la Navidad y en los días de fiesta escuchan música y conversan. El Papa es un amante de la música clásica y toca el piano.
Preguntado como reza, asegura que como un "mendigo ante Dios, el más mendigo de los hombres".
Cuenta que viste siempre con la sotana blanca porque su secretario Mokrzycki, que lo fue también de Juan Pablo II, le dijo un día: "el Papa (Wojtyla) siempre vistió la sotana blanca y usted debe hacer lo mismo".
También cuenta que no tiene cartera y mucho menos cuenta corriente, que usa un reloj de los años sesenta que era de su hermana y cuando murió pasó a él y que es un defensor de la naturaleza.
Tras ser elegido Papa trasladó todas sus cosas personales desde la casa en la que vivía, cercana al Vaticano, hasta su estudio privado del apartamento papal, donde tiene colocada una librería que compró en 1954 y guarda los muchísimos libros que ha ido acumulando a lo largo de los años. El resto del apartamento papal está amueblado con los muebles del Vaticano.
Nunca pensó que sería Papa
No teme un atentado contra su persona y ante las críticas que recibió por usar un camauro, un sombrero en desuso, que la última vez que se usó lo hizo Juan XXIII, Benedicto XVI se defiende diciendo que sólo se lo puso en una ocasión y porque tenía frío, pero que tras la polémica generada -se le acusó de que estaba recuperando la tradición más conservadora- ha renunciado a colocárselo de nuevo.
Preguntado si se le pasó por la cabeza dimitir tras los escándalos de curas pederastas, asegura que no, "ya que no se puede escapar en el momento del peligro".
"No sabe" si Juan Pablo II lo quiso como su sucesor y afirma que es una equivocación afirmar que los papas son infalibles, "soberanos absolutos, cuyo pensamiento y voluntad son ley" y agrega que el Papa es "como cualquier otro obispo" y puede equivocarse.
Nunca pensó que sería elegido Papa y afirma que si se da cuenta de que su salud física o psíquica le impide desarrollar su ministerio no dudaría en renunciar al Papado, la primera vez que un Pontífice lo dice tan claro y públicamente.