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La batalla campal entre la Policía y los narcos de las favelas deja 23 muertos en Río de Janeiro

  • Han fallecido en operaciones policiales en varias barriadas pobres de la ciudad
  • La Policía ha ocupado las 'favelas', desalojando a varias bandas de narcos
  • Éstas han incendiado vehículos y autobuses y han atacado un puesto policial
  • La guerra dura desde el sábado y pone en entredicho a la ciudad olímpica

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Un policíía brasileño, junto  a un autobús quemado por los narcos en Río.
Un policíía brasileño, junto a un autobús quemado por los narcos en Río.

Río de Janeiro vive una batalla campal entre la Policía y las bandas de narcotraficantes de las 'favelas', que ha dejado al menos 23 muertos en las operaciones desplegadas entre el lunes y este miércoles.

Según un boletín divulgado por la Policía Militar, varias operaciones emprendidas en las barriadas pobres de Vila Kennedy, Guaxa y Jardín Floresta han dejado 23 presuntos narcotraficantes muertos y al menos 150 detenidos. Los disturbios han dejado, sólo durante la jornada de este miércoles, 14 muertos.

Además, según el último balance de la policía, se han decomisado 29 pistolas y revólveres, 10 fusiles, dos escopetas, una submetralladora, cinco granadas, dos bombas caseras, un cóctel molotov, nueve artefactos explosivos.

El operativo policial se produjo tras una ola de ataques del crimen organizado, en la que fueron quemados cuatro autobuses y nueve automóviles y se produjo un tiroteo a un puesto policial.

Con los nueve ataques registrados entre el martes y este miércoles han subido a 18 el número de incidentes violentos ocurridos desde el pasado sábado, cuando comenzaron los disturbios.

Estas escaramuzas se producían pocas horas después de que la policía reforzara visiblemente su presencia en las calles y realizara operaciones en al menos 17 favelas para combatir a las organizaciones de narcotraficantes acusadas de la violencia.

Respuesta de los narcos

Las autoridades de la ciudad que será una de las sedes del Mundial de fútbol de 2014 y que albergará los Juegos Olímpicos de 2016, los atribuyen a una reacción de las bandas de narcotraficantes que han sido expulsadas por la policía de las favelas que controlaban.

Como en las ocasiones anteriores, los atacantes fuertemente armados, algunos de ellos con fusiles, bloquearon vías importantes de la ciudad, asaltaron a los ocupantes de los vehículos y le prendieron fuego a los automóviles en medio de la calle.

Los ataques de esta madrugada se extendieron por varios distritos de la región metropolitana de Río, incluyendo los municipios de la llamada Baixada Fluminense y la vecina ciudad de Niteroi.

Tres autobuses fueron incendiados en la Baixada Fluminense y otro en la avenida Vicente de Carvalho, una importante vía en el norte de la ciudad.

Los delincuentes también le prendieron fuego a nueve vehículos en los municipios de Duque de Caxias y Niteroi, y en Recreio dos Bandeirantes, un barrio del oeste de Río de Janeiro.

Igualmente atacaron a tiros una cabina policial en Duque de Caxias, pero el agente que estaba en su interior salió ileso gracias a que la estructura tiene vidrios blindados.

Además de aumentar su presencia en las calles y de solicitarle al Gobierno federal refuerzos en las vías de acceso a la ciudad, la Policía desplegó este martes operativos en al menos 17 favelas en las que murieron dos supuestos narcotraficantes y fueron detenidos otros ocho.

Ataques ordenados desde la cárcel

El secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, ha asegurado que los ataques fueron ordenados desde cárceles de máxima seguridad por los jefes de la principal organización criminal que actúa en la ciudad.

Beltrame ha añadido que bandas rivales de narcotraficantes declararon una tregua entre ellas para responder con violencia a la política del gobierno regional de ocupar policialmente las barriadas pobres que antes eran controladas por los pistoleros.

El funcionario anunció que la justicia autorizó el traslado a presidios federales de máxima seguridad en estados distantes de Río de Janeiro de ocho presos que serían los jefes de las bandas que han ordenado los ataques.

Ante el clima de terror que se apoderó de la ciudad, la Secretaría de Seguridad Pública ha negado que tenga informaciones de que cerca de 600 kilos de dinamita que fueron robados en dos asaltos este mes en los estados de Sao Paulo y Río Grande do Sul pudieran ser usados en atentados terroristas.