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La Policía logra contener la segunda protesta de estudiantes británicos contra los recortes

  • Unos 10.000 estudiantes salen a las calles de Londres
  • La Policía tomó nota de sus errores e hizo un cordón en el barrio del Gobierno
  • Once personas han resultado heridas y hay 15 detenidos

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Los estudiantes británicos vuelven a rebelarse contra la subida de las tasas universitarias

La Policía británica ha conseguido bloquear la protestas de unos 10.000 estudiantes en el centro de Londres que salían a la calle de nuevo contra la subida de las tasas universitarias dos semanas después de una primera marcha que acabó de forma violenta.

Cientos de agentes de Policía, incluidas las unidades a caballo, han frenado a los universitarios y los estudiantes de secundaria que iban a mostrar su ira a Whitehall, el distrito gubernamental de la capital del país.

"Cualquiera que planee tomar las calles de Londres con la intención de  sembrar desórdenes, violencia o violar ley debe comprender que no será  tolerado y que serán arrestados", advertía el jefe del  operativo policial en Londres, el comandante Bob Broadbent, a principios de la mañana subrayando que esta vez no dejarían que la situación se le fuese de las manos.

A pesar de esta mayor dispositivo de seguridad, estudiantes encapuchados han logrado encarmarse a paradas de autobús mientras otros han arrojado bombas de humo y piedras a los agentes.

Según el último balance once personas han resultado heridas y 15 han sido detenidas en los disturbios. 

Incidentes

El mayor incidente se ha producido cuando han atacado un furgón policial abandonado, que han golpeado y cuyos cristales han roto con barras de hierro.

"No sé si es correcto reventar un furgón policial", reconocía Ben Batten, estudiante de secundaria de quince años, que consideraba que aquellos que saltaron sobre el vehículo solo querían causar problemas.

Sin embargo, la situación en la zona de Whitehall ya está relativamente calmada y los 10.000 manifestantes que han acudido a la convocatoria de protesta por las medidas de ajuste del Gobierno que contemplan hasta triplicar las tasas universitarias distan mucho de los 50.000 que salieron a la calle hace dos semanas.

En el resto de ciudades universitarias del país se calcula que se han manifestado 3.000 personas.

"Haremos todo lo que podamos para parar esto; la austeridad quiere decir evidentemente desigualdades sociales (...) Eso es estúpido", asegura Antohony Moore-Baspos, de 23 años, que estudia alemán en el Kings College de Londres.

"Estamos aquí para mostrar al Gobierno lo que pasa cuando entramos en cólera", añadía otro estudiante con el rostro tapado sin dar su nombre que acababa de subirse a las ventanas del edificio del Foreign Office,

Bethany Hawker, una estudiante de secundaria de quince años con uniforme, explicaba que ha dejado la escuela este miércoles para acudir a manifestarse.

Quiero ir a la Universidad pero estos recortes hacen que sea casi imposible, dice una chica de 15 años

"Quiero ir a la Universidad, quiero hacer algo con mi vida pero estos recortes hacen que sea casi imposible. Mi madre vive de los subsidios y ya está luchando por sobrevivir", detallaba.

Los estudiantes han ocupado también distintas universidades en señal de protesta tras abandonar las clases. Entre los centros ocupados están los de Plymouth, Brimingham, Bristol, London South Bank y Royal Holloway.

Más de 20.000 jóvenes firmaron un documento en Facebook para organizar una marcha coordinada de clases a mediodía.

Movilizaciones en todo el país

Además, se han producido protestas en las universidades y los colegios  mayores de Manchester, Liverpool, Sheffiled, Bristol, Southampton,  Oxford y Cambridge, entre otros.

Mientras, un grupo en Twitter hacía un llamamiento a un día de "caos" y advertía de que "los extintores de incencios podrían volar", en referencia al lanzamiento de un extintor de incendios desde el tejado del  edificio de la sede del Partido Conservador en Londres por parte de un joven hace dos semanas, en la multitudinaria protesta en el centro de Londres que acabó de forma violenta.

Precisamente ese joven, Edward Woollard, de 18 años, se ha confesado  culpable del lanzamiento este miércoles ante los magistrados de un  tribunal de Westminster y se ha disculpado por su actuación. 

En esa protesta un grupo de estudiantes logró entró en la torre Millbank, que acoge la sede del Partido Conservador, en la que fue la primera gran protesta directamente ligada al programa de recortes de 81.000 millones de libras anunciado por la coalición de Gobierno el pasado mes.

Entonces la Policía admitió que no estaba preparada para contener la manifestación, que acabó con más de 60 personas detenidas y ventanas rotas, lanzamiento de objetos contra los agentes. Esta vez han aprendido la lección.

El primer ministro británico, David Cameron, calificó hace dos semanas como inaceptable la violencia y su portavoz ha asegurado que espera "una protesta pacífica" este miércoles.

Los estudiantes y activistas están indignados por los planes de financiación universitaria inspirados en las recomendaciones de un ex director ejecutivo de BP, John Browne.

La ira se ha concentrado especialmente contra los diputados liberal-demócratas, socio minoritario de la coalición de Gobierno, que firmaron un compromiso este año en el que aseguraban que votarían contra cualquier incremento en las tasas.

Llamamiento de Clegg

Los manifestantes en Londres tenían previsto acudir a la sede del Partido Liberal Demócrata y concentrarse también junto a la oficina de Cameron en Downing Street.

Las oficinas del viceprimer ministro, el liberal Nick Clegg, en su circunscripción de Sheffield, al norte de Inglaterra, también han sido un objetivo.

Clegg defendió los planes en las universidades en un discurso este martes, asegurando que es la mejor política posible dadas las circunstancias.

"Hago solo una petición a los que planeen protestar: examinad nuestras propuestas antes de tomar las calles. Escuchad y mirad antes de manifestarse y gritar", ha añadido.

Después, en una entrevista a la BBC, ha expresado su "enorme arrepentimiento" de romper la promesa electoral de no subir las tasas universitarias, aunque ha asegurado que ha desarrollado "una piel más dura" tras estas protestas.