El último adiós de Camboya a los fallecidos en la estampida
- Entre los presentes, el primer ministro camboyano, Hun Sen
- Los camboyanos se han despedido con flores e incienso
El pasado martes la tragedia llegaba a Camboya de la mano de una estampida humana que se cobraba la vida de centenares de personas. Este jueves ha sido el momento de dar el último adiós y lo han hecho con flores, rituales y todo tipo de elementos conmemorativos con los que recordar a sus seres queridos.
El dolor también ha estado muy presente y se ha plasmado en las lágrimas de los miles de camboyanos, incluidas las del primer ministro camboyano, Hun Sen, que han vuelto al mismo puente en el que se produjo el accidente para rendir el último homenaje.
El cariño de todos los camboyanos
Hun Sen, vestido de negro y visiblemente emocionado, ha quemado incienso durante la ceremonia en un pequeño altar erigido en el acceso del puente de Koh Pich (Isla Diamante) donde se ha concentrado con el grueso de su gobierno y familiares de las víctimas que también han hecho ofrendas.
A su lado su esposa, Bun Rany, quien también ha llorado ostensiblemente mientras una banda del Ejército interpretaba música fúnebre.
La alfombra de zapatos que cubría el puente tras la tragedia ya ha sido limpiada y ahora son las flores y el incienso quienes recuerdan a las víctimas.
Uno de los supervivientes, Pel Sovannarom, aún tiene el pecho vendado por las heridas que le produjo el aplastamiento en el puente y tiene que apoyarse en un amigo para poder andar.
“He venido aquí porque no puedo olvidar lo que pasó. Necesitaba venir“
"He venido aquí porque no puedo olvidar lo que pasó. Necesitaba venir", asegura.
"Aún no puedo entender cómo tanta gente pudo morir en un puente tan pequeño. La gente estaba aterrorizada. Les oí decir que el puente se iba a caer", añade.
A escasos metros, en la orilla del río, Sothea y su hermano se arrodillaron frente a tres pequeñas ofrendas, una por cada miembro de la familia muerto, compuestas de plátanos, flores e incienso.
"Mis dos tíos y mi primo murieron aquí. Para la familia es una gran pena", asegura Sothea entre lágrimas.
¿Qué ha fallado?
Kut Kuong, una mujer de 50 años residente en Phnom Penh, ha ido en varias ocasiones al puente desde el día de la tragedia.
"Vengo aquí a rendir homenaje por las víctimas. A desear buena suerte para su almas", asegura. "Yo no conozco a ninguno de los muertos o heridos pero hago esto por respeto", añade la mujer.
Mientras, la investigación apunta al balanceo del puente como la causa del ataque de pánico que provocó la estampida entre la multitud atrapada, que temió que la estructura pudiera hundirse.
Los familiares de las víctimas culparon a las autoridades policiales por no haber evitado la tragedia.
"La culpa es de la policía. Ellos dejaron entrar a toda esa gente en el puente. No controlaron los accesos", asegura Kim Mom, una madre que perdió a su hijo de 15 años.