El celador de Olot confiesa haber matado a once ancianos, ocho más de los que había reconocido
- Lo ha reconocido ante el juez, donde ha comparecido por propia voluntad
- Este martes ha dicho que mató a ocho ancianos
El celador del geriátrico "La Caritat" de Olot, Joan Vila, ha confesado ante el juez haber "ayudado a morir" a once ancianos (nueve mujeres y dos hombres), ocho más de los tres que había admitido inicialmente.
Vila ha calificado estos crímenes de actos "compasivos" pues los "quería muchísimo". También ha dicho que duda de si mató a otro más este 2010.
A estas muertes se suman las tres que ya admitió en su pasada declaración, después de que se destapara que había asesinado a una anciana con lejía por las lesiones sospechosas que presentaba en la boca.
Declaración a petición propia
Vila, de 45 años, ha prestado este martes una nueva declaración a petición propia, después de la exhumación de ocho cadáveres por orden del juez.
En su comparecencia ha precisado que en las primeras ocasiones usó una mezcla de barbitúricos y medicamentos para acabar con la vida de los ancianos, mientras en las tres últimas recurrió a un líquido corrosivo, según ha informado su abogado defensor, Carles Monguilod, al término de la declaración.
Monguilod ha señalado que durante el interrogatorio se le ha preguntado por una posible duodécima víctima, que el acusado no recordaba bien, pero que finalmente "se ha decantado más por el no que por el sí", según ha indicado el letrado.
Descubierto por los últimos crímenes
El acusado no ha sabido explicar la razón por la que cambió de forma de actuar para quitar la vida de los ancianos, y que permitió a sus primeras ocho víctimas morir de una forma mucho menos cruenta.
Seis de sus víctimas fallecieron debido a una mezcla mortal de medicamentos que les suministró Vila y dos por una sobredosis de insulina, mientras las tres últimas -Montserrat Guillamet, Sabina Masllorens y Paquita Gironés- perdieron la vida con grandes sufrimientos tras haber sido obligadas a ingerir lejía y otros líquidos corrosivos, lo que hizo que finalmente el asesino fuera descubierto.
El celador ha considerado estos crímenes como actos compasivos, que ha calificado como "eutanasia", al creer que estas personas estaban sufriendo en el estado en el que se encontraban.
Ha asegurado además que, al recordar el momento de los asesinatos, Vila veía como si alguien saliera de su propio cuerpo y fuera el autor de las muertes, una visión que, según Monguilod, deberá ser estudiado por expertos en psiquiatría para determinar si pudiera usarse como atenuante en su condena.
El asesino confeso de ancianos había indicado que cometió los crímenes en un momento de euforia en el que no consideraba que estuviera haciendo nada malo, sino todo lo contrario, porque "hacía algo que a él le hubiera gustado que le hicieran en su situación".