Los genes que determinan la estatura
Entre probetas
¿Quién dice que la Ciencia y, sobre todo, su Divulgación (ambas conmayúsculas) tienen que ser aburridas?¿Se puede divulgar e informar de los principales logros e hitos científicos sin dejar el humor, motor de vida, en el intento? Entre Probetas nació para informar. Entre Probetas surge para divertir. Mi labor como Profesor, Investigador y Director de Cultura Científica de una de las mejores universidades y centro de investigación del país -Universidad Autónoma de Madrid y Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, respectivamente- me permiten estar en primera línea informativa en áreas afines, o no tan afines, a mi propio desarrollo como científico; como biólogo molecular y microbiólogo. Emisión: Lunes a Jueves 15.36; Sábado 14.52; Domingo 09.52 y 14.52
Cuando veo las diferencias de estatura que en sólo una generación separan a los jóvenes de sus progenitores, casi casi caigo en los brazos de aquello de "la función crea el órgano" de Jean-Baptiste Lamarck, en detrimento del genio Darwin.
Eso sí, habría que preguntarse qué necesidad ha hecho elevarse a los adolescentes de hoy hasta 10 centímetros por encima de la generación anterior.
Sea como fuere, un nuevo estudio que acaba de publicarse en Nature, realizado por un equipo internacional de científicos con colaboración española, podría aportar datos interesantes sobre la genética de la estatura.
Lamarck tendrá que esperar a otra ocasión. Según consta en el artículo, más 300 científicos de doscientas instituciones y de doce países han colaborado analizando el genoma de unas 185.000 personas para concluir –algo que por cierto ya se sospechaba- que no hay un único gen que codifique la estatura de una persona.
La altura final será el resultado de la acción combinatoria o sumatoria de varios genes. De hecho, se han encontrado hasta 180 alelos o variantes genéticas relacionadas con nuestro tamaño.
Un estudio con un nombre muy apropiado
El estudio tiene, por cierto, un nombre muy apropiado, GIANT, que significa Gigante, en inglés, pero que, en realidad es el acrónimo de Investigación Genética de Rasgos Antropométricos (pero también en inglés).
Busca las bases genéticas de la estatura aunque, en realidad, todavía faltaría mucho por analizar. Entre otras cosas, habría que responder a la pregunta nada trivial de cuántos centímetros de nuestra talla pertenecen a nuestro determinismo genético y cuánto al ambiente, esto es, a nuestra mejora en la calidad de vida: buen vivir y buen comer, sobre todo.
Finalmente, de estos estudios se espera, además, obtener claves para luchar contra algunas enfermedades que pudieran incidir en la altura potencial de los individuos.
Quizá en un futuro, junto a la tarjeta de vacunación, los padres recibamos una nota con la altura máxima que cabría esperar de nuestro pequeño, claro está, con el permiso de Lamarck.
ENTRE PROBETAS
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