Suu Kyi no luchará por la presidencia birmana, sí por una "democracia duradera" en el país
- Ha pedido a la comunidad internacional colaboración
- Asegura que las cosas no han cambiado y se necesita 'más trabajo'
La líder opositora Aung San Suu Kyi ha descartado que su prioridad sea convertirse en la presidenta de Birmania (Myanmar) y ha llamado a la comunidad internacional para promover la democracia en su país, según recogen este jueves varios medios de Singapur.
"A lo que aspiro es a crear un sistema democrático duradero en Birmania, no creo que sea importante quién es el presidente, si las instituciones democráticas son sólidas", afirmó la Nobel de la Paz en una entrevista telefónica con el diario "Straits Times".
"El cambio tiene que venir del pueblo"
Según la actual Constitución, Suu Kyi no puede presentarse como candidata a la Presidencia por haber estado casada con un extranjero, el británico Michael Aris, que falleció en 1999.
La Nobel de la Paz, que el pasado 13 de noviembre fue liberada tras siete años y medio bajo arresto domiciliario, se ha ofrecido a actuar de mediadora entre los distintos países y organizaciones internacionales.
"Si coordinaran sus esfuerzos, pienso que podrían ayudar mucho al proceso democratizador en Birmania", ha señalado Suu Kyi, quien cita a Estados Unidos, la Unión Europea y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
Suu Kyi, de 65 años, asegura que quiere mantener un diálogo pacífico con los militares, que ganaron las primeras elecciones en veinte años, celebradas unos días antes de la liberación de la líder opositora.
La Nobel de la Paz admite que no ha habido mucho progreso y remarca que la sociedad birmana tiene que hacer entender a la Junta Militar que hay una necesidad de cambio.
"El cambio tiene que venir del pueblo y no hay nada más importante que lo que el pueblo piensa", defiende la líder de la disuelta Liga Nacional para la Democracia (LND), la formación ganadora de las elecciones en 1990 que los militares jamás acataron.
En su opinión, los militares "deben entender que su poder reside en la unidad, y ésta se debe a su habilidad de comunicarse entre sí y ser capaz de expresar sus aspiraciones".
La Unión Europea, Estados Unidos y la mayoría de las minorías étnicas criticaron las elecciones del pasado 7 de noviembre, ganadas por el partido afín a los militares que gobiernan Birmania desde el golpe de Estado de 1962.