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El Vaticano, en el punto de mira de las filtraciones de Wikileaks

  • Los cables recogen la fobia a la tecnología de los cardenales
  • Aseguran que la comunicación del Vaticano sufre "mensajes confusos"

Ver también: Especial 'Cablegate'

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Pese a que el Vaticano sea el Estado más pequeño del mundo, su alma diplomática no se ha librado y ha sido expuesta por los cables de Wikileaks que han abordado desde el escándalo de abusos sexuales a los errores  mediáticos de los cardenales "con fobia a la tecnología".

Los telegramas enviados desde la embajada de Estados Unidos ante  el Vaticano al Departamento de Estado describen al Papa Benedicto XVI  como una persona a veces aislada por sus asesores para protegerle de  las malas noticias, y dicen que su número dos es considerado un  subordinado servil con poca credibilidad entre los diplomáticos.

¿Fobia a las nuevas tecnologías en el Vaticano?

Los cables han sido publicados por el diario The Guardian, una de  las varias entidades de noticias que tuvieron acceso a los documentos  filtrados de las embajadas de Washington en todo el mundo.

En un largo telegrama de febrero del 2009, expresado en lenguaje  diplomático, hay una especie de crítica caústica de las estructuras  de comunicación interna y externa del Vaticano, consideradas  responsables de algunos de los mayores contratiempos públicos del  Papa.

"La operación de comunicaciones de la Santa Sede sufre 'mensajes  confusos' en parte como resultado de la fobia a la tecnología de los  cardenales y la ignorancia de las comunicaciones del siglo XXI",  relata un diplomático estadounidense.

"Solo un alto asesor papal tiene una BlackBerry y unos pocos tienen  cuentas de correo electrónico. Esto ha llevado a errores garrafales  en relaciones públicas en asuntos tan sensibles como el Holocausto", añade.

El cable califica al círculo íntimo de asesores del Papa de  hombres "ítalo-céntricos" de edad avanzada, que se sienten incómodos  con la tecnología de la información y "la agresividad en el mundo de  los medios de comunicación".

La mano derecha del Papa, el cardenal Tarcisio Bertone, que ejerce  como secretario de Estado es descrito como un "hombre servil" sin  experiencia diplomática o habilidades lingüísticas y el cable sugiere  que se protege al Pontífice de las malas noticias.

"También está la cuestión de quién, si alguien, presenta los  puntos de vista disidentes al Papa", dice el cable.

Los enfados de las autoridades

El portavoz del Vaticano, el sacerdote Federico Lombardi (el único  alto cargo alabado por saber cómo usar una Blackberry), declaraba el pasado sábado  que los telegramas reflejaban las percepciones de los autores y "no  eran expresiones de la propia Santa Sede".

Aunque parte de la información era conocida por los periodistas,  verla publicada en los cables oficiales de Estados Unidos no agradará  a los altos cargos de la Curia, algunos de los cuales son  identificados. 

El cable también asegura que la "falta de intercambio de información" entre  las oficinas del Vaticano podría ser la responsable de la mala  gestión del discurso del Papa en el 2006 en Ratisbona, que los  musulmanes consideraron que equiparaba el Islam con la violencia, y  la readmisión de un obispo que negaba el Holocausto.

Los judíos, entre otros, se indignaron en 2009 cuando el Papa  retiró la excomunión del obispo tradicionalista Richard Williamson.  El Vaticano afirmó que desconocía que había negado el alcance total  del Holocausto.

Incluso el departamento del Vaticano que supervisa las relaciones  con los judíos se enteró por los medios de las intenciones del Papa.  El Pontífice luego reconoció en un libro que "ninguno de nosotros  recurrió a internet para conocer con qué tipo de persona estábamos  lidiando".

Un cable fechado el 26 de febrero del 2010 muestra que el Vaticano  se negó a cooperar con los investigadores sobre los abusos sexuales  del clero en Irlanda. Dijo que la Santa Sede estaba ofendida e  irritada por las peticiones de los investigadores irlandeses que  querían hablar con ellos.

El informe de la Comisión Murphy, publicado en el 2009, dijo que  la Iglesia irlandesa había escondido obsesivamente los abusos a  menores en la archidiócesis de Dublín entre 1975 y 2004, y le había  preocupado más proteger la reputación de la Iglesia que a los niños.

La comisión pidió hablar con el nuncio papal en Irlanda y miembros  del Vaticano que supervisan los casos de abusos, pero la solicitud  fue rechazada.

Un cable citó a un importante cargo vaticano diciendo que la  petición había "ofendido a muchos en el Vaticano" y el autor del  telegrama escribe que el "Vaticano cree que el Gobierno irlandés no  respetó y protegió la soberanía del Vaticano durante las  investigaciones".