Cócteles molotov y un ex ministro herido en la octava huelga general que paraliza Grecia
- Los aeropuertos permanecen cerrados y todos los vuelos han sido cancelados
- También están paralizados los transportes ferroviarios y marítimos
La violencia se ha convertido este miércoles en la protagonista de las manifestaciones de los griegos en Atenas contra las medidas de austeridad del Gobierno, que ha reunido a unos 15.000 asistentes.
La manifestación que comenzó siendo pacífica ha derivado en fuertes disturbios entre los agentes de los cuerpos de seguridad y los asistentes a la llegada de la cabecera a la plaza de Syntagma, frente al Parlamento. "Ladrones. Ladrones. Devuelvan el dinero del pueblo", gritaban los manifestantes ante el Parlamento.
Grupos de radicales encapuchados lanzaron bombas incendiarias y piedras contra varios edificios, lo que obligó a intervenir a la policía antidisturbios con gases lacrimógenos para disolverlos frente al Parlamento griego. Los cócteles molotov han incendiado dos hoteles de lujo de la plaza de Syntagma.
Pero no ha sido el único incidente de esta jornada. También ha sido
agredido el ex ministro de Transportes y ex comisario europeo, el conservador Kostis Hatzidakis, a su salida del Parlamento, cuando unos 200 manifestantes le rodearon, le lanzaron piedras y le golpearon con palos.
Manifestaciones contra las medidas
La Unión de Funcionarios Fiscales (Adedy) había convocado a sus afilados a una manifestación ante el Parlamento y en las principales ciudades en protesta contra la reducción paulatina del sector y los recortes en sueldos y pensiones de hasta el 25% que han sufrido en los últimos 10 meses.
La Confederación General de Trabajadores (GSEE), que representa al sector privado y a las empresas parcialmente estatales, instaba también a manifestarse contra la ley adoptada el pasado martes por la noche en el Parlamento que facilita los despidos.
La nueva y polémica reglamentación da prioridad a los acuerdos entre empresas y empleados frente a los convenios colectivos, y abre la posibilidad de rebajar los sueldos al salario mínimo, de 740 euros al mes.
Grecia paralizada
La octava huelga general del año en protesta contra las medidas de austeridad del Gobierno para reducir el déficit y de la aprobación de una ley que facilita los despidos mantiene a Grecia paralizada este miércoles con los aeropuertos cerrados y los transportes ferroviario y marítimo sin servicios.
La jornada de 24 horas, que coincide con las movilizaciones convocadas por los sindicatos a nivel europeo, ha sido convocada por los principales sindicatos de trabajadores y funcionarios de todos los sectores de la producción, y también afectará al servicio en los hospitales públicos que atenderán sólo casos de emergencia.
Tampoco trabajan los periodistas, por lo que escasea la información sobre la situación del país.
Sin transportes
La participación en el paro de los controladores aéreos y de los funcionarios de la Aviación Civil ha obligado a cancelar los vuelos en los aeropuertos griegos, que permanecen cerrados.
Hasta la madrugada del jueves, tampoco circularán los trenes, incluido el servicio de cercanías al aeropuerto internacional de Atenas.
En protesta por la fusión de cinco empresas de transporte en sólo dos, con la consecuente reducción de personal, el transporte urbano público en Atenas se ha visto interrumpido entre las 5.00 y las 9.00 hora local, y volverá a quedar suspendido durante toda la noche, a partir de las 21.00 hora local.
Los barcos tampoco prestan servicio hacia las decenas de islas que se han quedado así sin conexión con el continente, ni están disponibles los itinerarios hacia Italia, pues en el paro laboral participan los miembros de las tripulaciones y de los trabajadores de puertos.
También paros en Justicia, Sanidad y Educación
También los tribunales, ministerios, oficinas de haciendas, guarderías infantiles y bancos prestarán servicios mínimos.
Además, los médicos del Sistema Nacional de Salud continuarán su huelga hasta el viernes, a la que se han sumado los farmacéuticos.
Los socios de Grecia en la zona del euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI) exigen al país la implantación de severas reformas estructurales como condición para la ayuda otorgada hace nueve meses y consistente en un préstamo trianual de 110.000 millones de euros.