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Del secuestro de la farmacéutica a los asesinatos en serie del celador del geriátrico de Olot

  • Olot vuelve a saltar a los medios por la muerte a tiros de cuatro personas
  • Un hombre ha asesinado a dos de sus ex jefes y dos empleados de banca
  • Hace apenas 15 días, un celador confesó haber matado a 11 ancianos
  • El nombre de Olot está ligado al secuestro más largo no terrorista de España

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La localidad gerundense de Olot vuelve a poner su nombre en el mapa de los sucesos violentos, una vez más. Un hombre ha matado a tiros a cuatro personas este miércoles, apenas 15 días después de que Joan Vila, celador de la residencia de ancianos La Caritat en este municipio, confesara ante el juez haber "ayudado a morir" a 11 ancianos en poco más de un año.

Pere Puig, un hombre de 57 años sin antecedentes penales y natural de La Vall d'en Bas, ha matado a tiros al jefe de la empresa de construcción para la que trabajaba y al hijo de éste en un bar y a otros dos empleados de una sucursal bancaria. Al parecer acababa de ser despedido un día antes.

Sin embargo, los problemas económicos no explican lo ocurrido completamente, según Miguel Ángel Soria, profesor de Psicología Jurídica y Criminal de la Universidad de Barcelona. "Entonces el 20% de la población española estaría pegando tiros", argumenta.

Para Soria lo que hay detrás de un crimen como éste es "cómo ve esa persona el problema y la explicación que le da". "Lo que parece que hay detrás en este caso es la venganza. Él piensa: 'Me han fallado, alguien tiene que ser el culpable de lo que me ha pasado' y acaba con ellos".

Otras sucesos que fueron noticia

Olot ha centrado este miércoles la atención informativa, pero si por un suceso se conoce a esta localidad, de poco más de 30.000 habitantes, es por el secuestro de la farmacéutica de Olot, el más largo no terrorista de la historia de España.

María Angels Feliú fue raptada el 20 de noviembre de 1992 en el aparcamiento de su casa después del trabajo por tres encapuchados para extorsionar a su familia. Tenía 35 años y tres hijos pequeños.

Permaneció en manos de sus captores 492 días hasta que fue liberada el 27 de marzo de 2004 por su 'carcelero', Sebastián Comas, Iñaki, que salió hace poco más de un año, en noviembre de 2009, de la cárcel tras cumplir ocho de los 17 años a los que fue condenado.

Por aquellos hechos fueron condenados en total cinco de los ocho acusados iniciales a penas de entre 14 y 22 años de prisión por la Audiencia de Girona en abril de 2003.

Los dos cerebros del secuestro, Antoni Guirado, policía local de Olot en aquel momento, y Ramón Ullastre, vigilante municipal de Sant Pere Torelló, fueron condenados a 22 años de cárcel.

La mujer de este último, Montserrat Teixidor, también fue condenada a 18 años al ser "conocedora de los planes" y "colaborar con su marido" en ellos. El zulo donde la farmacéutica María Angels Feliú pasó 492 días secuestraba estaba justo debajo de la casa de Ullastre y Teixidor.

El quinto condenado, a 14 años de prisión en este caso, fue José Luis Paz, vecino de Camprodón, por participar en el secuestro. Fueron absueltos otros tres acusados porque su participación no quedó "acreditada", según la sentencia. Se trata de Xavier Bassa y Joan Casals, supuestos ideólogos y el entrenador de fútbol Juan Manuel Pérez Funes.

El celador de Olot, Joan Vila

Olot ha vuelto a ocupar titulares como en aquella época en las últimas semanas, cuando se han ido conociendo detalles de los presuntos asesinatos cometidos por Joan Vila, celador del geriátrico La Caritat, del municipio gerundense.

El pasado 30 de noviembre confesó ante el juez que había "ayudado a morir" a 11 ancianos (nueve mujeres y dos hombres), y no tres como había reconocido en un principio, entre el 29 de agosto de 2009 y el 17 de octubre de 2010. Duda de uno más.

Vila calificó los crímenes de actos "compasivos" porque los "quería muchísimo". Explicó que en las primeras muertes utilizó una mezcla de barbitúricos y medicamentos y que en los tres últimos casos lo hizo suministrando un líquido corrosivo a los ancianos.

Tras esta confesión, el director del geriátrico afirmó que no creía la confesión del celador ni en lo que le beneficiaba ni en lo que le perjudicaba.