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Al menos 28 muertos en la explosión de un oleoducto en el centro de México

  • Las autoridades apuntan al robo de combustible como causa de la explosión
  • El presidente Calderón ordena abrir una investigación por lo ocurrido en Puebla

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Al menos 22 muertos en la explosión de un oleoducto en México

Al menos 28 personas han muerto y 52 han resultado heridas tras la explosión de un oleoducto de la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) en San Martín Texmelucan, en Puebla, en el centro del país, según informa Efe. Además, al menos 5.000 personas han sido evacuadas y hay un importante balance de daños materiales. Las autoridades apuntan al robo de combustible como la causa de la deflagración.

El incidente ha tenido lugar en la estación de bombeo número 7 del municipio de San Martín Texmelucan. Según la secretaría de Gobernación del estado de Puebla, la extracción de combustible se les fue de las manos a los ladrones y provocó una fuerte explosión.

Ello ha causado un incendio de grandes dimensiones, coronado por una enorme nube de humo negro que podía verse desde gran distancia. Pemex recibió el informe de que dos de los oleoductos de la instalación siniestrada se hallaban en llamas, por lo que se enviaron efectivos al lugar.

En estos momentos el incendio se halla controlado y sólo se están consumiendo los residuos del producto, según informa la Secretaría de Gobernación federal en un comunicado.

La coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Gurza, ha confirmado a Efe la hipótesis del robo como origen del siniestro, y cifró a primera hora de la mañana los muertos en doce.

Movilización del ejército

Según Efe, es probable que un número alto de los fallecidos corresponda a la misma familia. Muchos de los cadáveres se encuentran totalmente calcinados, aunque la mayoría han podido ser identificados.

De los 52 heridos, cinco se hallan en estado grave. La mayoría han sido atendidos en centros de Tlaxcala, aunque aquellos en peores condiciones fueron trasladados a un hospital de Puebla.

En total se ha evacuado a 5.000 personas, según las autoridades de Puebla, que han habilitado un albergue en un polideportivo para darles cobijo en un primer momento.

Ante el desastre, el ejército mexicano activó el Plan DN-III que implica la movilización de más de un centenar de soldados al lugar del suceso para ayudar en las tareas de evacuación civil y resguardo de la zona (hay un cordón de seguridad de cinco kilómetros).

La explosión ha provocado severos daños materiales: 32 casas quedaron completamente destruidas y otras 83 sufrieron desperfectos, además de un puente cercano al lugar de la explosión que ha quedado inservible.

Calderón solicita una iinvestigación

El presidente mexicano, Felipe Calderón, se ha desplazado por la tarde al lugar de la tragedia para examinar la situación y ofrecer su solidaridad a los afectados.

"Expreso mis condolencias a las familias de los fallecidos por explosión en Puebla, así como mi solidaridad y apoyo a las personas afectadas", había comunicado horas antes a través de su Twitter.

"Dado que los resultados preliminares de los análisis técnicos de PEMEX sugieren que el incidente derivó de una toma clandestina, el Presidente Calderón ha instruido también que se realice una investigación en este sentido para deslindar responsabilidades y aplicar todo el peso de la ley a quienes resulten responsables", ha apuntado la presidencia mexicana mediante en un comunicado.

San Martín Texmelucan se encuentra a unos 95 kilómetros al este del Distrito Federal, en el límite entre los estados de Puebla y Tlaxcala. Consta de una cabecera municipal y once pueblos, con un total de 121.000 habitantes según los registros del año 2000.

El robo de combustible de la red de Pemex -conocido popularmente como "ordeñar"- es una práctica cotidiana, tanto de particulares como de grupos del crimen organizado que buscan hacer negocio.

A pesar de los bajos precios de la gasolina, debido a los subsidios del Gobierno federal, y a la abundancia del petróleo, bien la necesidad -hay cerca de 47,6 millones de pobres en el país- o la codicia, han convertido el robo de combustible en algo común.