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Procesan a 41 guardias por la fuga de 153 presos de una cárcel del estado mexicano de Tamaulipas

  • Los presos no han sido detenidos y el director de la cárcel sigue desaparecido
  • Tamaulipas es una región azotada por el crimen organizado y el narcotráfico

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Un juez mexicano ha decidido procesar a 41 guardias de un centro penitenciario de la ciudad de Nuevo Laredo, en el estado de Tamaulipas, por su presunta responsabilidad en la fuga de 153 presos hace dos semanas, según han informado las autoridades. Tamaulipas es una región que ha sufrido especialmente en los últimos meses el azote del crimen organizado.

Hasta el momento no se ha logrado capturar a ninguno de los presos que huyeron del centro penitenciario; mientras el director de la cárcel, Efraín Hernández Llamas, quien no se presentó a trabajar después de la fuga, sigue desaparecido, informa Efe.

El máximo responsable de prisiones del estado, Horacio Sepúlveda, fue destituido días después de la fuga.

Inicialmente se dijo que eran 141 los reos evadidos, después 151 y ahora la Procudaría General de la República (Fiscalía) asegura que son 153.

Tamaulipas es desde principios de año campo de batalla de dos cárteles de la droga, el del Golfo y el de los Zetas, cuya sangrienta contienda ha dejado más de mil muertos y ha creado un ambiente de terror entre la ciudadanía.

Además se trata de un estado violento. El pasado mes de agosto 72 personas fueron econtradas muertas en un rancho de la región, víctimas de una banda criminal.

Esta fuga de presos no es la única que se registra en Tamaulipas en los últimos meses, ya que en septiembre otros 85 presos se fugaron de una cárcel de la ciudad de Reynosa.

La fuga de presos no es el único problema al que debe hacer frente el sistema penitenciario mexicano.

Eran provistos por los guardianes de armas y vehículos para cometer los crímenes. Eran sicarios y lo eran bajo el concimiento de los agentes al frente de la prisión, incluida la directora, Margarita Rojas, quien ha sido destituida.

En julio de este año salió a la luz que los presos de una cárcel del estado de Durango cumplían su condena por el día, pero por las noches salían para cumplir asesinatos por encargo. Eran sicarios bajo el conocimiento de los responsables de la prisión, incluida la directora, Margarita Rojas, que fue destituida.