El perdedor de las elecciones en Costa de Marfil rechaza el ultimátum para dejar el poder
- Gbagbo acusa a la comunidad internacional de patrocinar un golpe de Estado
- Su rival, Ouattara, señala el uso de la fuerza como única solución
El perdedor de las últimas elecciones en Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, ha rechazado este sábado el ultimátum para que deje el poder que le marcó su rival y ganador de los comicios, Alassane Ouattara -reconocido internacionalmente como nuevo presidente del país africano-, lo que provoca un creciente temor a la violencia y la reanudación de la guerra civil.
Ante esta postura, el portavoz del Gobierno de Ouattara, Meite Sindou, ha respondido este sábado que la única solución para obligar a Gbagbo a dejar el poder "es la fuerza".
El primer ministro designado por Ouattara y líder de las Fuerzas Nuevas, Guillaume Soro, advirtió el viernes a Gbagbo que, si antes de la medianoche no dejaba el cargo, "el presidente de la República se verá obligado a considerar otras medidas".
Gbagbo, que se ha negado a reconocer que perdió las elecciones presidenciales frente a Ouattara el pasado 28 de noviembre -pese a las reclamaciones internacionales- ha insistido en que seguirá en la Presidencia ,"donde el pueblo de Costa de Marfil me ha puesto con sus votos. No lo voy a vender".
La comunidad internacional "patrocina" un golpe de Estado
También ha acusado a la comunidad internacional -que le rechaza- de tratar de derrocarlo: "Hay un intento de golpe de Estado bajo el patrocinio de la comunidad internacional".
Sin embargo, en referencia a la visita que el trío de presidentes de África occidental hará a la capital marfileña, Abiyán, el lunes para tratar de solucionar el conflicto por vía pacífica, Gbagbo ha señalado que "el tiempo de guerra ha pasado y ahora es el momento del diálogo".
Desde el Hotel Golf de Abiyán -utilizado como sede por Ouattara y su Gobierno y defendido por las Fuerzas Nuevas de Soro y unos 800 cascos azules de la Operación de Naciones Unidas en Costa de Marfil (ONUCI)-, el portavoz del nuevo Ejecutivo ha advertido que, tras la visita del trío de presidentes el lunes, "las fuerzas de la CEDEAO han de venir".
La Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) ya ha advertido de que la condición ineludible impuesta a Gbagbo es que deje el poder, y que tiene listos los planes militares para usar la "fuerza legítima" para obligarle si se niega.
Este ultimátum de la CEDEAO del pasado martes precede a la llegada a Costa de Marfil de los presidentes de Benin, Yayi Boni; de Cabo Verde, Pedro Pires, y de Sierra Leona, Ernest Bai Koroma, quien ha advertido que esa visita del próximo lunes "será la última".
Crecientes temores de guerra civil
Mientras tanto, Abiyán pasa el día de Año Nuevo en calma, pero bajo el temor de que rebrote la violencia vivida durante la última guerra civil, en especial por la amenaza del líder de los Jóvenes Patriotas, Charles Blé Goudé, de atacar el Hotel Golf.
"Después del 1 de enero, los jóvenes marfileños y yo iremos sin armas a liberar el Hotel Golf", ha advertido ya Blé Goudé, en una reciente arenga en un barrio de Abiyán donde insistió en sus ataques a Ouattara y la ONU. Este guerrillero ha sido designado el mes pasado ministro de la Juventud por Gbagbo.
Blé Goudé, sometido a sanciones por la ONU desde 2006 por incitación al odio y otras violaciones de los derechos humanos, encabeza a los Jóvenes Patriotas, el grupo más violento de seguidores de Gbagbo.
Por su parte, Karamoko Yayoro, líder de las Juventudes de la Agrupación de Hufuetistas por la Democracia y la Paz (RHDP), la coalición que apoya a Ouattara, ha prometido defender el Hotel Golf si es atacado por sus rivales.
Ante esta situación, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se mostró el pasado jueves "profundamente alarmado" por el llamamiento de Blé Goudé y recordó que la ONUCI tiene su personal "desplegado para garantizar la seguridad del Gobierno y de los principales agentes políticos" marfileños.
Ban subrayó que la ONUCI "está autorizada a utilizar todos los medios necesarios" para proteger el Hotel Golf y advirtió de que "cualquier ataque contra las fuerzas de paz constituye un crimen de derecho internacional, por el que sus autores materiales e intelectuales tendrán que rendir cuentas".
Además, dijo que un ataque contra el Hotel Golf "podría provocar una violencia generalizada que reavivaría la guerra civil", por lo que Ban pidió a "todos los que se puedan estar estudiando la posibilidad de participar en el ataque, que se abstengan de tales acciones irresponsables y peligrosas".