Al Bachir insiste en que aceptará voluntad del sur, aunque la unidad "sea mejor"
- El próximo domingo el país debatirá si se divide o no
- Aseguraque brindará su apoyo al sur
El presidente sudanés, Omar al Bachir, ha asegurado este martes que, a pesar de su convencimiento de que la unidad de Sudán "es mejor" que la separación, aceptará la decisión que tomen los sureños en el referéndum de autodeterminación que celebrará el próximo día 9.
Al Bachir ha expresadao su postura en un encuentro con responsables del Gobierno de la región autónoma del sur de Sudán en la ciudad meridional de Yuba, a donde ha llegado esta mañana.
La espera, desde 2005
"La unidad es el interés, la fuerza, la seguridad y el desarrollo para todo Sudán, pero si el deseo de los sureños es la separación, bienvenidos", ha afirmado.
El presidente ha agregado que si la separación del sur ocurre, hay que "convertir las desventajas de la separación en beneficios" para ambos Estados.
"Uno estará contento con el logro de la paz en Sudán, con sus dos partes, y será una nueva etapa para el avance y el desarrollo", ha añadido Al Bachir, quien ha asegurado que en el caso de la separación del sur, su Gobierno lo celebraría con los sureños.
Asimismo, ha expresado la disposición de su Gobierno a ofrecer ayuda logística o cualquier tipo de apoyo al sur, si se independiza.
En su discurso, Al Bachir ha insistido en que la paz siempre ha sido el objetivo de su Gobierno y recordó las distintas etapas del proceso de paz entre el norte y el sur del país.
Los sudaneses de las comunidades originarias del sur de Sudán están convocados entre el 9 y el 15 de enero a un referéndum en el que decidirán si la región sigue unida al resto del país o se declara independiente.
El norte de Sudán, de mayoría musulmana, y el sur, predominantemente cristiano y animista, libraron una guerra de 20 años que concluyó con un acuerdo de paz en 2005 que estipulaba la celebración de un referéndum sobre la independencia del sur a comienzos del 2011.
Más de dos millones de personas murieron en ese conflicto, que comenzó en 1983 cuando el régimen de Jartum impuso la ley islámica en todo el país y los rebeldes sureños se levantaron en armas.