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El sur de Sudán se prepara para cambiar petróleo por independencia

  • Un referéndum decidirá si el país se divide tras haber vivido dos guerras civiles
  • El gran desafío será cómo gestionar su riqueza petrolera

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El sur de Sudán, de mayoría cristiana, celebra un referéndum para independizarse del Norte

"Bye, bye Jartum". Así de claro tienen en Sudán del Sur qué votarán en el referéndum que el país celebra el próximo domingo para decidir si se divide o no en dos. Para demostrarlo, los últimos días antes de la cita han emprendido una campaña que han denominado "marcha final a la libertad".

"Hoy, vamos a marcar el último paso: movilizar a nuestra gente para asegurarse de que vaya a votar ", afirma Jacob Kenyi, uno de los organizadores de la marcha con la que buscan promover la asitencia a las urnas.

A Kenyl no le falta razón cuando asegura que avanzan hacia la independecia o al menos eso es lo que anticipan todas las previsiones que apuntan hacia que finalmente saldrá un rotundo "sí".

Pese a ello, los sureños también son conscientes de que la división no podrá darse sin una relativa conciliación. El motivo es claro: el petróleo. Ellos tienen los yacimientos pero no las infraestructuras necesarias para explotarlo. En el norte sí. Por ello, pase lo que pase en la votación están destinados a entenderse pese a que, como ha reiterado hasta el momento el actual presidente del país, Omar al Bachir, la división no sea lo que más le convezca.

El histórico enfrentamiento

La importancia de este referéndum es evidente y por ello buena parte del mundo estará pendiente de los que ocuerra. Prueba de ello es la visita a Jartum, del ex presidente de EE.UU. Jimmy Carter , quien ha señalado que se debe tarbajar "para la plena aplicación de las disposiciones del Acuerdo Integral de Paz".

Pero la opinión internacional, la de Bachir y el petróleo, por el momento, no les importa a los sureños. De hecho, desde la independencia sudanesa en el año 1960, el país sí ha sabido cómo gestionar su riqueza petrolera pero no ha sido capaz de conciliar su norte, musulmán, y su sur, cristiano. Y eso le ha costado dos guerras civiles con más de dos millones de fallecidos. Ahora, de la mano de esta consulta popular pretende saber si sus habitantes realmente quieren ser dos.

En el caso de que la respuesta sea sí,  el futuro no será sencillo. Entrará en escena la necesidad de conciliar cómo gestionar las fronteras del país, la nacionalidad, las cuentas del nuevo Estado y, por su puesto, el petróleo.

El desafío desde hace seis años

Este referéndum es fruto de las negociaciones de paz que las dos partes firmaron en 2005 para poner fin a una guerra civil que ha durado más de 21 años y en el que los sureños siempre han denunciado su discriminación.

De hecho, la primera Constitución sudanesa data de 1956 y con ella se consolida el norte, se acaba con la posibilidad de crear un Estado federal y con las expectativas de representación en la Asamblea para el sur. El contexto para la primera guerra civil se ha creado ya. Durará 17 años.

La primera esperanza de resolución del conflicto llega con los acuerdos de paz de Addis Abeba (Etipoía) en 1969 ya que suponen el final de la guerra gracias a que se consagra la autonomía administrativa de los pueblos cristianos y amnistías del sur. Pero en 1983 expertos de la compañía Chevron descubren yacimientos de petróleo en el sur y el por aquel entonces presidente de Sudán, Gaafar al - Nimery, decide derogar los acuerdos, modeficar el código legal e imponer la ley islámica sharia en todo el país y, de este modo, el Norte gestiona todo.

Los cristianos no están dispuestos a aceptar esto. Estalla la segunda guerra civil de la mano de una gran ofensiva del Ejército Popular de Liberación del Sudán (SPLA), cuyo brazo político es el Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán.

El fin llega en el 2005 con el acuerdo de paz que implicó las últimas elecciones del país, que Bachir volvió a vencer con acusaciones de fraude electoral, la formación de un gobierno de unidad nacional y este referéndum de 2011.

Y después, ¿qué?

Y por fin ha llegado ese día tan ansiado por muchos sureños. La cita cuenta con el visto bueno de la ONU y de históricos como Jimmy Carter. Todos coinciden en lo mismo: el gobierno debe aceptar pacíficamente la decisión sureña.

Bachir ya ha anticipado que, pese a que no es lo que más "alegría" le produce, aceptará la división si es lo que trae la paz al país. Es lo que muchos han definido como "divorcio pacífico".

Después, si se separan, tendrán hasta julio para darle forma al nuevo estado y será entonces cuando el tema del petróleo deba estar totalmente cerrado. Esta fuente de energía el 60% de los ingresos del gobierno de Jartum y el 98% de la administración sureña y, por ello, es necesario que la cooperación entre las dos partes no deje de fluir.

De momento, todas las partes se han comprometido a respetar los acuerdos firmados en el pasado con las compañías petrolereas y así salvaguardar el futuro económico de los que pueden pasar a ser "los dos sudanes".

Ahora solo falta ver que es lo que deciden los sureños en el que es uno de los momentos más esperados desde que se firmara el acuerdo de paz hace ya seis años.