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Alberto II no acepta la dimisión del mediador belga y le pide que desatasque la crisis

  • Ha pedido al flamenco Vande Lenotte que continúe al frente de su misión
  • El mediador presentó su dimisión por el fracaso para encontrar consensos
  • Los belgas llevan ya más de 200 días sin nuevo gobierno

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El rey de los belgas, Alberto II, ha pedido al mediador en la crisis política belga, el senador socialista flamenco Johan Vande Lanotte, que continúe al frente de su misión y ha rechazado la dimisión que éste le presentó el pasado jueves después de fracasar a la hora de encontrar consensos.

El rey de los belgas ha encomendado al mediador proseguir en el empeño de "utilizar cualquier iniciativa útil" para desbloquear la crisis política en la que vive el país con la ayuda de los líderes del Partido Socialista (PS), el francófono Elio Di Rupo, así como al de la Alianza Flamenca (N-VA), el separatista Bart De Wever.

Es la quinta misión que Alberto II ha encomendado hasta la fecha,  la segunda consecutiva al actual mediador, que asumió por primera vez el cargo en octubre.

Los partidos flamencos socialista (PS), democristiano (CDH) y verde (Ecolo), así como los democristianos flamenco (CD&V), habían hecho público su deseo de que Vande Lanotte continuase al frente de la misión de mediación para poner fin a una crisis que ha dejado al país sin nuevo gobierno a lo largo de 211 días.

La propuesta de un Gobierno provisional

El rey pidió este lunes al gobierno en funciones un presupuesto con un recorte del déficit aún más ambicioso que el prometido a la Comisión Europea (CE) (del 4,1% del PIB).

Para ese propósito que reclama el rey, se valorará la propuesta del ministro de Finanzas en funciones, Didier Reynders, quien ha abogado estos últimos días por la constitución de un Gobierno provisional con competencias limitadas que pueda aprobar los presupuestos y mitigar el nerviosismo de los mercados ante la falta de Ejecutivo.

La propuesta fracasada de Vande Lanotte, por el rechazo de la N-VA, se centraba en la cesión a las regiones del 26% del IRPF belga, una iniciativa que, sobre el papel, debía contentar a los flamencos.

Además, proponía escindir el distrito electoral que une a Bruselas con su periferia flamenca, suprimir el Senado, modificar la financiación de la región de la capital y descentralizar más competencias, como las del Ministerio de Justicia.