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Brisbane empieza a inundarse y ya hay 90 desaparecidos en el este de Australia

  • Unos 100.000 hogares de Brisbane e Ipswich están sin electricidad
  • La situación podría empeorar este jueves por la crecida de los ríos

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Brisbane se prepara para una nueva crecida del río

La población de la tercera mayor ciudad de Australia, Brisbane, se afana este miércoles por ponerse a salvo de las trombas de agua del río del mismo nombre, desbordado por las inundaciones que han causado ya al menos doce muertos en el estado de Queensland, de las que cinco son menores. Además, hay unos 90 desaparecidos.

Los residentes de los barrios bajos han sido evacuados. Así, unas 1.500 personas han pasado la noche fuera de sus viviendas por  las peores inundaciones que ha sufrido el país en las últimas décadas. La mayoría se ha quedado en viviendas de amigos o familiares y sólo parte fue a los centros de refugiados.

Fuentes oficiales han informado de que el caudal del río ha alcanzado los 4,5 metros al aliviarse el embalse de Wivenhoe.  Ahora sólo queda esperar hasta la próxima crecida del río, que según los   meteorólogos ocurrirá en la madrugada de este jueves y elevará el  nivel hasta los 5,5  metros de altura.

Casi 20.000 viviendas inundadas

Calles enteras con cientos de viviendas y negocios han quedado  inundadas. Las riadas han inutilizado además parte de los sistemas de cloacas y agua potable y sumergido parques y estadios deportivos. La Policía ha cerrado el acceso a zonas del área metropolitana para  evitar a los curiosos y que regresara algún residente incauto.

El agua ha arrancado incluso de sus amarres a algunos barcos, que  iban a la deriva por la piscina gigante en la que se convirtió el centro  de Brisbane.

Según el alcalde Brisbane, Campbell Newman, ya son 19.700 las viviendas dañadas por las inundaciones, lo que afecta a unas 45.000 personas. Por otro lado,  las presas construidas para proteger a las comunidades están a punto de reventar.

El desastre hubiera sido peor si los ciudadanos no se hubieran preparado rodeando sus viviendas con sacos de arena y hecho acopio de víveres en los supermercados. El 80% del estado de Queensland ha sido declarado zona catastrófica.

Sin suministro eléctrico

La compañía eléctrica Energex ha cortado el suministro eléctrico en algunas de las zonas bajas de la ciudad, entre ellas el distrito financiero, por temor a que se inunden las líneas de alimentación de electricidad.

Esto ha provocado que unos 100.000 hogares de Brisbane y la vecina Ipswich, donde también hay viviendas anegadas por la crecida del río Bremer,  se hayan quedado sin luz.

La primera ministra del estado de Queensland, Anna Blight, ha hecho un llamamiento a la calma, a pesar de que la situación podría empeorar en los próximos días por la crecida de los ríos prevista para este jueves y la llegada de más lluvias la próxima semana.

De momento, Brisbane ha amanecido sin nubes este miércoles, lo que va a facilitar las labores de rescate.

Para Bligh, las inundaciones son "el peor desastre natural de nuestra historia" y ha advertido de que lo más probable es que en las próximas horas se encuentre a más fallecidos.

Un coste mayor que con el Katrina

Además, las riadas se extendieron en la noche del martes, al norte del estado de Nueva Gales del Sur y en estos momentos todos los Estados se encuentran bajo alerta excepto el territorio de la capital federal, Camberra.

El total de damnificados supera ya las 200.000 personas en la mitad oriental del país. Respecto al balance de daños en un área del tamaño de Alemania y Francia juntas, varios expertos han señalado que el coste de las inundaciones para Australia será mayor que el que generó en 2005 el huracán Katrina en Estados Unidos.

El banco local ANZ incluso predijo que la economía australiana entrará en recesión el primer trimestre de 2011 por los daños al sector agrícola, minero y al turismo en plena época de vacaciones por el verano austral.

Se estima que la industria de extracción de carbón perderá hasta 13.000 millones de dólares. Esta semana el precio de la materia prima en los mercados internacionales se disparó por las riadas en el primer productor mundial.