La nueva extrema derecha francesa cambia de nombre pero no de apellido
- Marine Le Pen se prepara para coger el relevo de su padre este fin de semana
- Es la gran favorita por su popularidad frente a la vieja guardia de Gollnisch
- Su cara amable preocupa a derecha e izquierda de cara a las elecciones
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El líder histórico de la extrema derecha francesa, Jean-Marie Le Pen, de 82 años, dejará este fin de semana su poder a su hija Marine en el congreso del Frente Nacional (FN) en un momento en que sus posiciones antiinmigración ganan influencia en Europa.
De esta forma, la formación de ultraderecha francesa se preparara para pasar página a 40 años de historia en un congreso que comienza este viernes, cuando votarán por el nuevo líder del FN entre 23.000 y 24.000 afiliados.
Marine Le Pen, hija menor de Jean-Marie, es la gran favorita por tener el apoyo de su padre y por su creciente popularidad frente a Bruno Gollnisch, número dos y perteneciente a una generación anterior, que encarna el ala más radical de la formación y tiene el apoyo de los integristas católicos.
El resultado lo conocerán dirigentes este viernes por la tarde, aunque no será proclamado oficialmente hasta el domingo por la mañana.
Gran favorita
Desde la creación del partido en 1972 es la primera vez que el presidente del FN es elegido por los militantes, ya que hasta ahora siempre ha sido elegido Jean-Marie Le Pen por aclamación.
Su hija ha rechazado que la votación esté ganada. "Siempre hay sorpresas en democracia (...) Tendréis el resultado el domingo por la mañana", ha declarado a Radio Classique.
El mismo mensaje ha transmitido su rival, Bruno Gollnisch. "Pienso que no hay nada decidido aún"", ha declarado a la cadena RFI, aunque ha cuestionado "el desequilibrio mediático" que beneficia a su rival.
Lo cierto es que la ex abogada se ha consolidado en los últimos meses en la escena política, logrando una audiencia sin precedentes en la televisión gracias a un talento oratorio que recuerda al de su padre.
Las encuestas de intención de voto le dan hasta un 18% para la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2012, donde espera repetir la gran actuación de su padre, que llegó a la segunda vuelta en 2002 contra Jacques Chirac.
Para este fin ha seguido las recetas que hicieron posible el éxito de Le Pen: lucha contra la inmigración, el retorno de la pena capital y la denuncia de la "casta política" y los "eurócratas" de Bruselas.
Sin embargo, junto al sueco Jimmie Aekesson, el húngaro Gabor Vona o el holandés Geert Wilders encarna un nuevo tipo de extrema derecha europea que navega entre la respuesta identitaria y el rechazo al Islam.
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Es más, esta madre de tres hijos dos veces divorciada quiere aparecer como una "mujer moderna" que rechaza el islamismo radical y no a los musulmanes y defiende las esencias de la República francesa, un discurso que empieza a calar entre los votantes de la UMP, el partido del presidente Sarkozy, que precisamente llegó al poder con guiños al electorado de Le Pen en 2007.
Sin embargo, ya es objeto de una investigación por la Fiscalía por "incitación al odio racial" por haber comparado las oraciones musulmanas en las calles en ciertos barrios a la ocupación alemana en el régimen nazi.
"La inclusión de las FN en el paisaje político francés, después de treinta y ocho años de existencia, ha mejorado", certificaba el politólogo francés Pascal Perrineau en Le Monde citando un sondeo de TNS Sofres que recoge que el 37% de os franceses no cree que el FN sea "un peligro para la democracia", mientras que en 2002, en pleno éxito de Le Pen, era un 26%.
Sin embargo, a derecha e izquierda los políticos no se creen la versión edulcorada del Frente Nacional.
"No será un Le Pen light. El Frente Nacional seguirá siendo el Frente Nacional, simplemente cambia el nombre del dirigente", ha asegurado la ministra de Educación Nadine Morano.
"Creo que es un peligro porque Marine Le Pen da la apariencia de que no es de extrema derecha", ha añadido el portavoz de la oposición socialista Benoit Hamon, que considera a la "derechización de la política" dirigida por Nicolas Sarkozy como responsable de la" resurrección del FN "en las urnas.