Las libélulas también se reproducen sin machos
- Era el único insecto del que no estaba confirmado este modo de reproducción
- Lo han descubierto investigadores españoles de la Universidad de Vigo
Las libélulas pueden reproducirse sin necesidad de los machos y, hasta hoy, era el único insecto del que no estaba confirmado este modo de reproducción (partogénesis).
Por primera vez, un equipo de investigadores españoles ha descubierto su capacidad de criar sin machos, "hemos confirmado la expeción de la regla. En el resto de insectos, desde mariposas hasta escarabajos y moscas había por lo menos un caso de partogénesis", explica Adolfo Cordero, investigador de la Universidad de Vigo.
El hallazgo se ha realizado en las sucesivas expediciones del equipo del profesor Cordero a las nueve islas atlánticas de Azores (Portugal), situadas a 1.500 kilómetros de distancia de Lisboa.
Durante los viajes, los biólogos tomaron larvas de la especie Ishnura hastata, sobre la que ya existía la sospecha de que eran poblaciones compuestas únicamente por hembras, y las criaron en su laboratorio.
El resultado fueron nueve generaciones de estos 'caballitos del diablo' -como se conoce genéricamente a esta especie- y 2.000 crías. "Todas las hijas fueron hembras y clones de sus madres, es decir, con una variabilidad genética muy pequeña", señala el profesor.
Sin embargo, la especie sí se reproduce de forma "normal" en el resto del mundo, añade Cordero.
Las hipótesis de los investigadores
Los investigadores de la Universidad de Vigo, que colaboran con la Universidad de Roma y la Universidad de las Islas Azores, barajan dos hipótesis acerca de las causas de este caso de partenogénesis.
La primera es que llegaran "machos y hembras a las Azores y, por alguna circunstancia que desconocemos, las hembras prescindieran de los machos, es decir, que la partenogénesis sea algo nuevo que haya evolucionado una vez que el animal colonizó el archipiélago".
“La partogénesis puedo ser algo nuevo que evolucionó tras la colonización de este territorio por las libélulas“
La segunda opción es que aterrizaran ya con esa capacidad de reproducción, "lo que parece lo más probable y razonable". Este pequeño caballito del diablo, de apenas 2,5 centímetros de longitud, posiblemente alcanzara Azores con ayuda del viento o de forma indirecta por actividades humanas.
"Revisando la Historia, en Azores hubo mucho transporte de barcos que viajaban a América y viceversa, por ejemplo balleneros, que recogían agua en barriles para beber de cualquier lugar y luego los vaciaban en el lugar de destino. Es fácil que se colara alguna larva", asegura Cordero.
El trabajo del equipo del departamento de Ecología y Biología Animal de la Universidad de Vigo, ya ha sido publicado y citado en varias revistas científicas, entre ellas la prestigiosa Nature.