El contradictorio mensaje de los productores españoles en los Premios José María Forqué
- Buried se convierte en sorprendente ganadora del premio de EGEDA
- Un modelo de futuro frente a un discurso reacio a la reconversión
Algo está incubándose en el cine español -y posiblemente nadie sepa lo que es, porque "en el cine, nadie sabe nada", como lleva repitiendo Rodrigo Cortés desde que presentó con éxito y aplauso su Buried (Enterrado)-. Una película en inglés, con reparto y guión norteamericano gana el premio que se conceden los productores españoles asociados en la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA). Suena raro, raro.
En efecto, Buried (Enterrado) ha dado la sorpresa al alzarse con el Premio José María Forqué por delante de las favoritas También la lluvia y Pa Negre (Pan Negro), dos apuestas más hispanas y tradicionales, por lo que en los Goya, las posibilidades de Buried no parecen muchas. (Si se alzase con el triunfo en los premios de la Academia de Cine entonces sí que algo gordo estaría pasando en el cine español.)
Porque la importancia de lo ocurrido en la noche del lunes estriba en que los productores han premiado un modelo de futuro. Una coproducción hispano-estadounidense con proyección internacional. Un producto cinematográfico (sí, también una obra de arte, pero un producto) barato que agrada a público y crítica. El brillante trabajo de un Spielberg español en momentos de profunda crisis.
Por eso sorprende la contradicción entre el mensaje enviado por los productores con sus votos y los transmitidos sobre el escenario del Palacio de Congresos de Madrid, donde se ha celebrado la tediosa ceremonia.
Álex de la Iglesia, presidente de la Academia, tras el anuncio de las nominaciones de los Goya hace unos días, trataba de enfriar la posibilidad de convertir la gala de entrega en una plataforma para reivindicaciones sociopolíticas (este año la Ley Sinde). Desde que está al frente de la institución ha logrado transmitir la imagen de ésta como algo más abierto a toda la sociedad, ha luchado para hacer de los premios Goya algo de todos los españoles, evitando la división y todo apunta a que quiere seguir esa senda.
Guerra abierta contra las descargas ilegales
Frente al discurso buscadamente dialogante de De la Iglesia, el mensaje en los Forqué han sido de manifestación general contra la piratería en la Red y las descargas.
"Luchar contra el gratis total no es difícil, es imposible", decía Enrique Cerezo, presidente de EGEDA, en su discurso, un alegato contra la piratería, que calificó de "expolio" y "robo". Aunque aseguraba que no quería convertir sus palabras en "un lamento", nada han tenido que ver el suyo con con el discurso que él mismo pronunció hace sólo un año, en pleno optimismo por el éxito de cintas como Celda 211, Fuga de cerebros, Ágora, Rec 2 o El secreto de sus ojos.
Frente a quienes reclaman en el fragor del debate sobre las descargas en internet la necesidad de una reconversión industrial, Cerezo ha sido rotundo: "¿Dónde está el negocio cuyo modelo ha de cambiar? Los productores llevamos años intentando luchar contra las descargas ilegales con filmotech.com o filmin.es".
"Sólo hay un valor jurídico a proteger: nuestra propiedad intelectual, no hay colisión con los derechos de terceros. Esta ley [Sinde] la hubiéramos apoyado si la hubiera presentado" cualquier partido político, ha señalado.
Si algunos dentro del establishment del cine español han tratado de entender las posturas de quienes se oponen a la Ley Sinde, el ambiente sobre la tarima de los Forqué ha sido como un jarro de agua fría para el diálogo.
Luis Tosar ha dedicado su premio a los pioneros de la cine en España, que pasaron por momentos difíciles, aunque entonces "estaba más claro que el trabajo que hacían tenía que estar remunerado".
Luis Megino, Medalla de Oro de EGEDA por su trayectoria, ha realizado una larga reflexión sobre la evolución del cine y ha defendido la "necesidad de un marco legislativo" ante quien se "ha creído que el cine es gratis".
La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, promotora de la polémica disposición legislativa, ha sido menos explícita en la crítica de las descargas ilegales e incluso ha reconocido que hay "más preguntas que respuestas".
Al subir al escenario para recibir el premio Forqué, el director Rodrigo Cortés ha pedido perdón "por hacer una película tan difícil de pronunciar" y sus primeras palabras han servido para "recordar que el 15 de febrero sale Buried en DVD y Blu-ray". La autopromoción ha quedado simpática , pero, sobre todo, ha sido un modo gráfico de sugerir un camino frente a la crisis. Algo más allá del cine sólo como concepto artístico. La industria.