Hu Jintao llega a EE.UU. tras un año marcado por las fuertes tensiones entre ambos países
- Aunque la visita oficial empieza el miércoles, Obama ya ha visto al líder chino
- La política monetaria centra su interés. Activistas piden que hablen de DD.HH.
El presidente chino, Hu Jintao, ha llegado a EE.UU. para una visita de cuatro días, después de un año marcado por fuertes tensiones entre las dos potencias.
Hu, cuya visita comienza oficialmente este miércoles, ya se ha reunido con Obama en una cena íntima a la que ha sido invitado excepcionalmente, y a la que también han acudido la secretaria de Estado, Hillary Clinton y el asesor de Seguridad Nacional, Tom Donilon, según fuentes oficiales. No han trancendido detalles sobre lo tratado en esta velada.
Se trata únicamente de la tercera ocación en la que la Casa Blanca concede estos honores a un mandatario extranjero en los dos años que Obama lleva en el poder. Los anteriores fueron el el primer ministro indio, Manmohan Singh, y el presidente mexicano, Felipe Calderón.
Antes, el vicepresidente Joe Biden ha dado la bienvenida a Hu en la base aérea Andrews, cerca de Washington.
Pero el presidente chino llega a un país donde le han llovido más críticas que elogios en los últimos tiempos. Los derechos humanos, la cuestión militar y su política monetaria son los tres asuntos que más ha criticado el gigante americano a China, a la que también ha reconocido que es imposible ignorar debido a su peso económico y, cada vez más, geopolítico.
Resaltar y celebrar los puntos de acuerdo y tomar nota de los desacuerdos sin más ha sido el leitmotiv de la diplomacia estadounidense en relación con Pekín desde que Barack Obama asumiera el cargo de presidente a principios de 2009, y desde entonces ya se han reunido ocho veces.
Sin embargo, encontrar un equilibrio entre las dos superpotencias del siglo XXI no es posible sin que surjan fricciones, como se demostró el año pasado.
La política monetaria, tema clave
Los temas de discusión pasan por el Ejército, el yuan (infravorado para promover las exportaciones chinas), la situación de los derechos humanos y el acceso a Internet en China, la cuestión del Tíbet, la venta de armas de EE.UU. a Taiwan...
Pero tras un turbulento 2010, "entramos en un momento en el que ambas partes quieren una mayor estabilidad en su relación", ha señalado Michael Green, un experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington.
"China tiene, al menos tácticamente, ajustada su posición sobre varios temas", como el yuan, "que se apreció un 3,9% desde junio", ha asegurado Green. De hecho, Pekín se ha vuelto a comprometer este mismo martes a aumentar la flexibilidad del tipo de cambio de su moneda.
Sin embargo, este compromiso no es suficiente para EE.UU. que, este mismo martes, ha vuelto a pedir acciones concretas. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, ha instado a China a "adoptar más medidas para permitir que su moneda se fortalezca".
La reciente visita del secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, a Pekín ha impulsado la cooperación entre los dos ejércitos, y China ha adoptado un tono más conciliador en relación con los aliados de Washington, recuerda el señor Green.
En una entrevista publicada en dos periódicos estadounidenses este domingo, Hu Jintao mantuvo que "ambas partes deben mantener el rumbo en el desarrollo de sus relaciones, aumentar los intercambios, aumentar la confianza mutua y encontrar un terreno común a pesar de diferencias".
Los derechos humanos, en el punto de mira
Con motivo de la llegada del presidente chino, cientos de chinos y tibetanos se han manifestado frente a la Casa Blanca para denunciar las persecuciones y represiones realizadas en China, poniendo de manifiesto el que será uno de los temas más espinosos de la visita: el de los derechos humanos.
Las organizaciones civiles esperan que se aborden asuntos como la represión de la minoría etnica uigur o al pueblo tibetano, la falta de libertad de expresión, las acusaciones de política de aborto forzado, o el encarcelamiento de disidentes y opositores, entre ellos, el premio nobel de la paz Liu Xiaobo.
Respecto a este tema, el congresista Chris Smith, que preside panel de representantes de derechos humanos, ha manifestado que sería "impensable" para un Premio Nobel de la Paz como Obama que se reuniera con "un líder político responsable de encarcelar a otro premio Nobel y no pidera la liberación de su compañero de premio".
"Realmente espero que en los próximos días, el presidente Obama está a la altura del premio que recibió en el 2009," ha dicho Smith
Los republicanos vigilarán a Obama
Sin embargo, el analista Michael Green también advierte en contra de que esta reunión genere demasiadas expectativas porque Jintao deberá ceder las riendas del poder en el año 2012-2013. Por ello, el experto considera que es probable que esta cumbre no cambie sustancialmente las relaciones chino-estadounidenses, aunque sí se avanzará en las áreas donde ambos países pueden cooperar.
Según el vicepresidente de la Fundación Carnegie, Douglas Paal, la visita está también llena de desafíos para Obama desde un punto de vista de la política nacional.
Fortalecidos en el Congreso, "los republicanos seguramente arremeterán contra Obama si parece débil frente a China, pero también si no maneja adecuadamente la situación", según Paal.