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El milano decora su nido para demostrar su fortaleza

  • Según una investigación de la Estación Biológica de Doñana
  • Utiliza desechos plásticos para advertir de su fortaleza
  • Se constata por primera vez el uso de señales externas no sexuales

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LOS NIDOS DE LOS MILANOS
Un polluelo de milano negro de solo 7 días de edad busca cobijo bajo el cuerpo de su madre en un nido que muestra las típicas decoraciones, en la Estación Biológica de Doñana.

Un grupo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana ha demostrado que el milano negro utiliza en la construcción de sus nidos desechos plásticos para advertir a otros individuos de su especie de su buena fuerza física y capacidad de lucha y que a más elementos decorativos mayor calidad del ejemplar.

Estas son algunas de las conclusiones de un estudio que publica la revista Science, el primero en constatar el uso de señales externas al cuerpo de un animal en un contexto no sexual.

Según ha explicado Julio Blas, biólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el trabajo, para el que han dedicado cinco años, se ha llevado a cabo en el Parque Nacional de Doñana (Huelva) mediante el seguimiento a más de 150 parejas y sus respectivos nidos.

Función social y comunicativa "muy importante"

Hasta ahora, la única función que se había atribuido a los nidos era la de ser una estructura sólida para la puesta de huevos y cría de polluelos, sin embargo, en este trabajo, los científicos han hallado una función social y comunicativa "muy importante".

Y es que el grado de decoración del nido comunica la calidad de la pareja residente y del territorio en el que habitan.

La calidad de los milanos se puede medir por distintas características: la talla -es un ave de tamaño medio-grande que puede llegar a pesar hasta un kilo-; sus condiciones físicas; la edad -óptima entre 7 y 12 años-; y su capacidad de lucha -tiene garras y pico muy afilados-.

Así, según este trabajo, un mayor uso de elementos decorativos está relacionado con la mayor calidad del ejemplar.

Los milanos, que nidifican por toda la península salvo el litoral levantino, incorporan a sus nidos elementos artificiales, en este caso plástico, sobre todo de color blanco, debido posiblemente a su mayor duración y gran visibilidad, un elemento heredado de la actividad humana y, según Blas, lamentablemente fácil de encontrar.

Construyen sus nidos en los árboles y defienden un territorio "exclusivo" en torno a 200 metros alrededor del nido, una especie de "coto de caza privado".

Cada pareja de milanos, celosos de su propio nido

En él, la pareja propietaria del nido busca el sustento para las crías, por lo que expulsa a cualquier otro milano que entre con intenciones de robar comida o tomar el sitio, según Blas, quien ha remachado: "también a mayor calidad del territorio, mayor decoración del nido".

"Es una manera de hacer publicidad de lo bueno que es mi territorio y de lo bueno que soy, para que así me respeten", ha añadido.

Para llegar a estas conclusiones, además de las observaciones de las más de 150 parejas, los científicos realizaron varios experimentos, entre ellos el de añadir artificialmente más plástico a los nidos.

En éste respondieron rápidamente tanto las parejas residentes en los nidos como los milanos flotantes, aves jóvenes que no tienen un lugar donde reproducirse porque el territorio está saturado.

Los primeros, en concreto aquellos ejemplares de mayor calidad, aceptaron los plásticos colocados artificialmente por los científicos, mientras que los más débiles (aves muy jóvenes o muy viejas) se deshicieron de ellos, para evitar que sus nidos llamaran la atención y fueron atacados.