Mohamed Bouazizi, el hombre que prendió la mecha en Túnez
- TVE ha vistado a la familia del hombre que se quemó a lo bonzo para protestar
- Mohamed decidió que valía más la pena morir que vivir en la miseria
- Hermana de Mohamed: "Se suicidó porque se sintió humillado"
- Bouazizi se ha convertido en un héroe y un icono de la revolución tunecina
Sidi Bouzid, a 280 km de Tunez, es hoy una ciudad tranquila… Hace tres o cuatro semanas las cosas eran muy diferentes.
El 17 de diciembre, un joven informático en paro, Mohamed Bouazizi, se prendió fuego delante del ayuntamiento cuando la policía le impidió colocar su puesto de legumbres para vender en la calle.
Humillado porque una inspectora municipal le pegó un tortazo, le escupieron y le insultaron, Mohamed decidió que valía más la pena morir que vivir en la miseria.
Su gesto dramático provocó una ola de simpatía que llevó a sus vecinos a manifestarse en la calle para denunciar a las autoridades. La protesta fue reprimida por la policía, y la dinámica acción-reacción hizo el resto.
Las protestas se extendieron como el fuego que quemó la gasolina con la que Mohamed se roció el cuerpo a otras localidades del interior de Túnez. Sfax, Kasserine, Thala, Regueb… y finalmente la capital, Túnez.
En todas ellas hubo protestas contra el paro (el juvenil llega al 30% en Túnez) la corrupción de las autoridades y la falta de perspectivas de una población educada y que ha contemplado durante años cómo el sátrapa Ben Alí y su entorno se quedaban con todo el dinero y las riquezas…
La represión de esas manifestaciones ha costado la vida a más de 100 personas.
Mohamed Bouazizi no murió hasta principios de enero en el hospital.
Antes, recibió la visita del propio presidente Ben Alí, consciente ya de la amplitud de la rebelión por los informes de sus servicios secretos, y que intentó con ese y otros gestos apaciguar las protestas. Consciente ya de que su régimen se desmoronaba y que le quedaban pocos días en el poder.
El icono de la "revolución de los jazmines"
En el centro de Sidi Bouzid ya no se ven retratos del ex presidente huido, pero sí varios de Mohamed Bouazizi. Se ha convertido en un héroe y en un icono de la “revolución de los jazmines”.
Los jóvenes con los que hablamos en la plaza principal del pueblo le recuerdan como alguien sencillo y alegre, y reconocen que su desesperación fue la espita que les hizo abrir los ojos y por fin, actuar.
“Hermana de Mohamed: "Se suicidó porque se sintió humillado"“
Hoy, un mes después de que aquel gesto desesperado de Mohamed, su familia sigue viviendo en un barrio de infraviviendas y en una casa que podría calificarse de chabola si no fuera porque tiene conexión a internet.
El era el mayor de 7 hermanos, y era el único que traía dinero a casa.
Su madre nos cuenta que era muy sencillo y trabajador, y que sentía un gran sentido de la responsabilidad porque tras la muerte de su padre siendo niño, él se había convertido en el cabeza de familia, y había puesto particular empeño en que sus hermanas pudieran seguir estudiando.
Algo que confirma Leila, 24 años, su hermana mayor, que está en la universidad, y sus hermanas, que van al instituto y al colegio, aunque ahora no acuden porque las clases están suspendidas, al menos hasta el lunes.
Las hermanas de Mohamed nos enseñan sus ropas amontonadas en el armario de la humilde habitación en la que dormía mientras su madre llora desconsolada todavía por la muerte de su hijo.
"Nadie le escuchó"
Hace un frío helador en la casa, donde sólo hay un pequeño brasero para calentarse. Mohamed se suicidó, nos cuenta Leila, porque se sintió humillado. Fue a quejarse al ayuntamiento varias veces, pero nadie le escuchó. Gran pecado de los malos gobernantes.
Después de la huida de Ben Alí, su familia no ha recibido ninguna ayuda ni le ha llamado nadie del nuevo Gobierno.
Seguirán viviendo en su humilde vivienda helada cuando los periodistas nos marchemos y dejemos de interrumpir su duelo.
Pero Mohamed se ha convertido en un símbolo y pasará probablemente a la historia de Túnez como el hombre que prendió la mecha de una revuelta que acabó con 23 años de un régimen déspota.