Se busca reportero rockero para entrevistar a conocido compositor de zarzuela
- "Amadeu" de Boadella resucita la vida deL compositor Amadeo Vives
- La obra enfrenta al espíritu del compositor catalán con un joven reportero
Aún al Arte le permiten licencias. La ley Anti-Tabaco no parece haber llegado al escenario de la Sala Roja de los Teatros del Canal, en Madrid. Hasta el patio de butacas llega el olor de los diversos humos. Aqui todos fuman sin miedo. Tabaco de picadura, en el caso del, Amadeo Vives, que fuma mientras toca el piano. "Canutos" son los que fuma el reportero Jordi sin parar, durante toda la función. E incluso las cantantes que se aparecen ante los dos actores, fuman cigarros puros; lógico teniendo en cuenta que interpretan el dúo de fumadoras de La Chipén, obra que Amadeo Vives firmó en 1907.
Fumar no es la única característica que une a Amadeo Vives (Antoni Comas) y al jóven reportero Jordi (Raúl Fernández). Los dos, por ejemplo, tienen un problema en la pierna que les hace cojear. Son "impedidos", dice Vives, en el lenguaje de su época y no "discapacitados" como diríamos hoy. Fuera de esas dos coincidencias nada une al compositor y al periodista que Boadella hace coincidir en Amadeu, la obra teatral sobre Amadeo Vives y sus zarzuelas que estrenó oficialmente el sábado 22 de enero, en los Teatros del Canal de los que es además, director.
Jordi es un redactor especializado en rock que vibra escuchando con sus cascos las tendencias más duras del género. Un día, con la excusa de una noticia publicada en La Vanguardia ("Los restos del compositor Amadeu Vives pueden acabar en la fosa común"), le encargan un largo artículo sobre la figura de Amadeo Vives, un personaje del que ignoraba hasta el nombre. La noticia, que es real y apareció en el diario catalán el miércoles 2 de noviembre de 2005, es la excusa para que el periodista, tras un rápido vistazo por You Tube y Google, inicie una "investigación" sobre el personaje.
El pasado y el presente, cara a cara
Pero a Jordi no le bastan las herramientas tecnológicas. Necesita tanta inpiración como un artista romántico. Con ayuda del hachís, consigue que el compositor de zarzuelas se la aparezca. Con su traje, bastón, y un fuerte acento catalán, Vives entra en un diálogo, a veces cómico, con el reportero de nuestro tiempo. Un diálogo sobre su vida y su obra y muchos asuntos más, por ejemplo, la cuestión del nacionalismo catalán. En un momento dado, Jordi -hijo de charnegos- le recrimina a Vives por haber exaltado el sentimiento regional con su música.
Ese intercambio de ideas entre el viejo músico y el joven reportero es la excusa perfecta para que vayan circulando por el escenario, pasajes de zarzuelas como Doña Francisquita, Bohemios, Maruxa o La Generala, así como las canciones y coplas eróticas creadas en la juventud del compositor. A medida que aumenta su fantaseada relación con Vives, el joven periodista tan aficionado antes al rock, va cambiando sus conceptos sobre el arte, la vida y la política. Al final, simpatiza con ese personaje que abandonó su Cataluña natal para disfrutar de la vida madrileña ("Cataluña era la madre, Madrid, la novia" llega a decir Vives, en la obra) al máximo.
Jordí también comienza a sintonizar con el personaje histórico cuando descubre que la imagen que las biografías suelen presentar de él -hombre religioso y de familia- poco tiene que ver con la agitada vida amatoria que Vives habría llevado Vives en Madrid. También ve con otros ojos al musico cuando se entera de que fue tachado de españolista por algunos sectores catalanes de su época, por el simple hecho de escribir zarzuelas en Madrid.
Reivindicación de la zarzuela
“La música de Amadeo Vives figura como una de las más penetrantes e inspiradas entre los compositores liricos del siglo XX. Sin embargo, como la historia tiende a repetirse, el personaje y su obra poseen también un interés especialmente significativo en el actual contexto español", explica Albert Boadella, autor y director de este montaje que estará en cartel hasta el 13 de febrero, en los Teatros del Canal, que dirige.
El director catalán asegura que no ha pretendido construir una de esas antologías de zarzuela "con las que tanto nos han castigado" sino crear un espectáculo en el que el público perciba que el texto no se usa para justificar la música sino que ésta se integre con naturalidad. Para ello, ha contado con la orquesta y coro Jorcam Académica dirigida por un músico con mucha experiencia en el repertorio español, Miguel Roa. La orquesta está presente durante todo el espectáculo, detrás de los actores, sobre las tablas.
Otra participación artística fundamental del montaje es la de cantantes con experiencia en zarzuela (Yolanda Marín, Lola Casariego, Auxiliadoria Toledano , Francisco Corujo, entro otros) que son quienes, vestidos de época, se intercalan entre los diálogos de Vives y Jordi. El coro y los solistas son los encargados de que en Amadeu puedan escucharse no sólo piezas de conocidas zarzuelas de Vives sino también conocidas canciones de la época como L'emigrant y La Balanguera, canción de 1926 que luego se convirtió en el himno de las Islas Baleares.
Tampoco faltan en otro momento de la obra, citas desde el piano de Vives a sus compositores favoritos como Bach y Beethoven.
Pero sin duda, los personajes que llevan el peso de la acción dramática son los dos protagonistas. El tenor y actor barcelonés, Jordi Comas, un reconocido intérprete de música contemporánea quien gracias a la caracterización se ha echado veinte años encima para encarnar a un Vives casi anciano. Y el joven actor Raul Fernández que ha aportado su experiencia en teatro (Traición, Harold PInter) y televisión (El internado) para crear un personaje ágil y simpático para el público, el de Jordi, un reportero que termina publicando lo su corazón le dicta, mientras le lanza un corte de mangas a su redactor-jefe.