El candidato de Hizbulá, nuevo primer ministro de Líbano en pleno clima de violencia
- Mikati ha obtenido el respaldo de 68 diputados, mientras que Hariri, 60
- El apoyo de Hizbulá a Mikati ha encendido la mecha de las revueltas
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El presidente del Líbano, Michel Suleiman, ha nombrado al candidato de Hizbulá Najib Mikati como primer ministro, en medio de violentas manifestaciones de partidarios del primer ministro saliente Saad Hariri que se oponían a este nombramiento.
Mikati, que ha anunciado que iniciará las conversaciones para formar el nuevo gobierno el próximo jueves, ha obtenido el respaldo de 68 de los 128 diputados, entre los que están los del bando de Hizbulá, el movimiento armado más fuerte del Líbano, lo que ha provocado la oposición feroz de los suníes que ven un "golpe de Estado" de este partido.
"Es una victoria de la moderación ante el radicalismo, de la victoria ante la división, de la reconciliación ante las diferencias, del amor ante los errores", afirmó el jefe de Gobierno designado.
Mikati se mostró a favor de la reconciliación y dijo que seguirá "posturas y políticas moderadas". "Mis manos están tendidas a todos los libaneses, musulmanes y cristianos, para construir y no destruir", aseveró.
También anunció que en las próximas horas se reunirá con Saad Hariri, a quien sucede, y con otros ex primeros ministros, cumpliendo con la tradición política del Líbano.
Por su parte, Hariri, que también se había postulado para seguir ocupando el puesto, ha logrado el apoyo de 60 diputados.
El puesto de primer ministro está reservado, por tradición, a la comunidad suní en este país multiconfesional, sumergido en una grave crisis política debido a la acusación del tribunal de la ONU sobre el asesinato de Rafic Hariri, padre de Saad, en 2005.
El 12 de enero, la dimisión de los ministros de la oposición liderados por Hizbulá, apoyado por Irán y Siria provocó la caída del Gobierno de Hariri, considerado líder de la comunidad suní más popular en el Líbano.
Temor por el apoyo de Hizbulá a Mikati
La posible llegada de un primer ministro, apoyado por Hizbulá hace temer a la comunidad internacional la formación de un gobierno proiraní, como el de los palestinos de Hamas en Gaza, algo que niega Hizbulá.
Estados Unidos ha advertido contra el impacto que el aumento de poder de Hezbollah podría tener en la ayuda americana en el Líbano.
La coalición de Hariri tenía el control del Parlamento tras las elecciones legislativas de 2009, pero con el cambio de bando de Mikati y sus aliados, así como del líder druso Walid Jumblatt y su familia, Hizbolá es el grupo que tiene una mayoría parlamentaria de facto.
Hizbulá pide participación
El jefe de Hizbulá, Hassan Nasrallah, ha pedido al partido del primer ministro en ejercicio del Líbano a que participe en el gabinete que formará Najib Mikati.
"Los libaneses tienen la posibilidad de unirse sobre la base de que no hay vencedores ni vencidos", ha declarado durante un discurso retransmitido delante de miles de partidarios en Baalbeck, que se encontraban en una ceremonia religiosa.
"Participemos en el mismo Gobierno", ha pedido el jefe del partido chií, mientras que los fieles a Hariri han denunciado el nombramiento de de Mikati y han afirmado que boicotearán todo gabinete dirigido por un candidato apoyado por Hizbulá.
"El próximo Gobierno no será el de Hizbulá, ni será manejado por Hizbulá. No queremos ni el poder ni el Gobierno", ha subrayado Hassan Nasrallah.
Su partido está acusado de haber impuesto al candidato Najib Mikati en lugar de Saad hariri. Según el sistema confesional de reparto de poder en el Líbano, el puesto de primer ministro está reservado a la comunidad suní, del que es el líder más popular Hariri.
Mikati "es un hombre centrista, él no es de la oposición", ha insistido Hassa Nasrallah."Los que no quieren participar, que den al Gobierno de Mikati una oportunidad de un año, antes de juzgarle", ha continuado diciendo.
Manifestaciones violentas
La posibilidad de que Mikati se convirtiera en primer ministro había desatado desde el lunes por la tarde manifestaciones de protesta en varios puntos del país, con importantes vías de comunicación cortadas y ataques a periodistas.
Así, miles de partidarios del primer ministro saliente Saad Hariri se manifestaron en la mañana de este martes por todo el Líbano de manera violenta contra la nominación de Najib Mikati, como jefe de Gobierno.
El Ejército se ha desplegado en varias regiones en este "Día de Cólera", durante el que los manifestantes han atacado e incendiado un coche de la cadena televisia Al-Yazira en el norte, han quemado ruedas y han cortado importantes vías de comunicación, como la que comunica la capital con el aeropuerto o la que enlaza Beirut con el sur del país.
Ante esta violencia, Saad Hariri ha hecho un llamamiento a la calma y ha rechazado la violencia desatada en estas manifestaciones.
Protestas por todo el país
Mientras tanto, continúan las protestas a favor de Hariri en varias ciudades del país. En Trípoli, la ciudad más grande en el norte y bastión suní, donde la mayoría de las escuelas y las tiendas estaban cerradas, miles de partidarios de Saad Hariri, han acudido a la plaza principal, portando banderas libanesas y fotografías del primer ministro en ejercicio.
Algunos manifestantes han quemado fotos de Mikati, gritando "Alá Akbar" (Dios es grande). "El proyecto iraní no pasará a través de Trípoli", se puede leer en las pancartas.
"Vine aquí para mostrar mi solidaridad con Saad Hariri, porque soy suní y me niego a que alguien imponga un candidato a mi comunidad", asegura Umm Khodr, uno de los manifestantes.
"Mikati es el candidato de Hizbolá. Estamos con Saad ya que la mayoría de los suníes están con él. Vamos a luchar a través de sentadas y protestas pacíficas, porque no tenemos sus armas", dice por su parte Rana Fatfat, abogado de 35 años, refiriéndose así al arsenal de Hizbolá.
En Sada, la principal ciudad del sur del Líbano, los partidarios de Hariri se han manifestado quemando neumáticos en la carretera costera que conduce a la región.
En Beirut, los seguidores han quemado neumáticos y contenedores de basura y han bloqueado carreteras.
La crisis política ha revivido el fantasma de la violencia sectaria de mayo de 2008 cuando los enfrentamientos entre suníes y chiíes dejaron un centenar de muertos y llevó al país al borde de otra guerra civil.