Bélgica vuelve a hundirse al aceptar el rey la dimisión del mediador en la crisis política
- El senador socialista flamenco Lanotte no ha logrado conciliar a los dos partidos
- Ha batido el récord europeo de crisis políticas con 226 días sin gobierno
El senador socialista flamenco Johan Vande Lanotte, nombrado "mediador" en la crisis política belga por el rey Alberto II, ha presentado su dimisión ante el monarca por segunda vez en menos de un mes, al no lograr ningún avance sobre las diferencias que enfrentan a los principales partidos del país.
Según ha informado la Casa Real en un breve comunicado, Alberto II ha aceptado en esta ocasión la renuncia, algo que no hizo en la anterior ocasión, y a partir del jueves iniciará nuevas consultas con los partidos.
Lanotte ha decidido tirar la toalla al no poder conciliar los puntos de desencuentro entre los partidos políticos flamencos y francófonos para una reforma del Estado y la formación de un gobierno de coalición, aún vacante desde las elecciones elecciones legislativas de junio de 2010.
Nombrado el 21 de octubre, Vande Lanotte dimitió por primera vez el 6 de enero, tras rechazar sus propuestas los dos principales partidos flamencos, el separatista Nueva Alianza Flamenca (N -VA) y los democristianos del CD & V.
La inestabilidad política contagia a la economía
El rey, que no tenía otras alternativas, rechazó la dimisión y Lanotte hizo un segundo intento, de nuevo fallido. Ni siquiera ha conseguido reunir en la mesa de negociaciones a los siete partidos, tres franceses y cuatro flamencos cuatro.
El ambiente previo las reuniones presagiaba un nuevo fracaso, ya que los partidos se mostraron poco favorables a variar sus posturas en torno a los principales puntos de fricción.
Del lado francófono, los partidos se declararon dispuestos a negociar sobre la última propuesta de Vande Lanotte, pero los nacionalistas flamencos N-VA y los democristianos del CD&V reclamaron ir más allá al solicitar la regionalización de todas las políticas de Empleo.
Los conservadores flamencos defienden modificar la financiación de la región de Bruselas, un punto inaceptable para los francófonos, al igual que la propuesta para descentralizar las competencias de Sanidad.
La decisión de este miércoles supone un nuevo revés para Bélgica, donde la inestabilidad política se ha contagiado a la economía, cuya imagen sigue empeorando, haciendo aumentar el diferencial de deuda del país.