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El Baradei, el diplomático que ha aglutinado a la oposición en Egipto

  • Recibió el Nobel en 2005 por su defensa de los usos pacíficos de la energía nuclear
  • Se ha postulado para ejercer una transición pacífica en Egipto

Por
El Baradei
El ganador del premio Nóbel de la Paz, el egipcio Mohamed ElBaradei, se une a los manifestantes en la plaza Tahrir, en El Cairo, Egipto,

Mohamed el Baradei, que se ha erigido como la cabeza que aglutina a los sectores opositores al régimen de Hosni Mubarak, y que 

anteriormente fue muy criticado en Egipto por sus largas ausencias del país,  llegó a El Cairo el jueves para sumarse a las manifestaciones que comenzaron el pasado martes.

El Baradei, que obtuvo el premio Nobel de la Paz en 2005, nació en El Cairo el 17 de junio de 1942. Es licenciado en Derecho por la universidad cairota (1962) y doctor en Derecho Internacional por la Universidad de Nueva York (1974). Está casado y tiene dos hijos.

Durante su trayectoria profesional como diplomático y funcionario internacional se especializó en temas de seguridad internacional, cooperación técnica y control de armamento nuclear.

Comenzó su actividad profesional en 1964 como diplomático en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto y participó en las misiones permanentes de este país ante las Naciones Unidas en Nueva York y en Ginebra. Entre 1974 y 1978 ejerció como asesor especial del ministro de Asuntos Exteriores egipcio.

En 1980 abandonó la carrera diplomática y comenzó a dirigir el Programa Internacional de Derecho en el Instituto de Investigación de las Naciones Unidas.

Director general del OIEA

Mohamed el Baradei ha sido profesor adjunto de Derecho Internacional en  la escuela de Leyes de la Universidad de Nueva York de 1981 a 1987. Es  miembro de la Asociación Internacional del Derecho y la Sociedad  Americana de Derecho Internacional.

Desde 1984 fue funcionario de alto nivel de la Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en la que ha ocupado diferentes cargos. Fue representante del director general en la sede neoyorquina de la ONU, asesor jurídico y, desde 1993, director adjunto para las Relaciones Externas.

El 1 de diciembre de 1997 sustituyó al sueco Hans Blix como director general del OIEA y reelegido para un segundo mandato en septiembre de 2001. Su responsabilidad era la de fomentar la utilización de la energía atómica con fines pacíficos y de garantizar la política de inspecciones de armas nucleares en el mundo.

A pesar de que las inspecciones del OEIA no certificaron la posesión por Irak de Armas nucleares, EE.UU. decidió la invasión de ese país en 2003, tras la cual, Washington tuvo que reconocer que no encontró armas de destrucción masiva, ni nucleares ni de otro tipo.

En cuanto a Irán, El Baradei sostiene que sus inspectores no han recabado hasta ahora ninguna prueba de que Teherán esté trabajando en una programa nuclear militar clandestino y asegura que el uso combinado de inspecciones y diplomacia es el camino más indicado para solucionar el conflicto.

Premio Nobel de la Paz

El 13 de junio de 2005 fue elegido en Viena para un tercer mandato al frente del OIEA.  El 7 de octubre de 2005 le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz,  junto al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que presidía, por su "labor independiente y sus esfuerzos para prevenir que la energía nuclear sea utilizada con fines militares".

En abril de 2007 calificó de inquietante y complicado el caso nuclear iraní,  poco después de que el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, anunciara que su país había comenzado a enriquecer uranio a escala industrial.

En mayo de 2007 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

El 28 de noviembre de 2009 culminó su mandato al frente de la OIEA .Desde su salida de la agencia se ha manifestado a favor de reformas políticas y electorales en Egipto con vistas a los comicios presidenciales de 2011. En enero de 2011 expresó su apoyo a las protestas sociales que se extendían por el país en contra del Gobierno de Mubarak.

El 27 de enero, se postuló para liderar una eventual transición en Egipto en caso de que el presidente Mubarak decidiera abandonar el poder. Un día después, las autoridades decidieron ponerle bajo control policial al poco de comenzar las protestas contra el gobierno.