Los egipcios reiteran a Mubarak que se vaya pese a su tímido cambio de Gobierno
- El nuevo titular de Interior será Mahmud Wagdi, exdirector de prisiones
- Miles de personas se concentran para pedir de nuevo su salida
- Los analistas ven insuficiente el movimiento de Mubarak
El presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha nombrado un nuevo Gobierno este lunes para tratar de calmar la ira popular contra sus treinta años de régimen pero hasta 250.000 egipcios se han reunido por séptimo día en todo el país para pedirle que se marche.
"Vete...Te queremos fuera", han coreado de nuevo en el centro nacional de las protestas, la plaza Tahrir de El Cairo, donde decenas de miles de personas han cantado el himno nacional.
Ante ellos, soldados escoltados por tanques han vuelto a asistir a las protestas sin intención de disolverlos.
Para calmarlos, Mubarak ha nombrado este lunes como nuevo ministro del Interior al general Mahmud Wagdi, exdirector del departamento de investigaciones penales de El Cairo y también ex jefe de las prisiones, según han informado fuentes gubernamentales.
El nombramiento del nuevo ministro de Interior se produce después de que el Gobierno presentara su dimisión el pasado sábado, día que Mubarak encargó al general Ahmed Shafiq formar un nuevo Gabinete.
Los manifestantes, que llevan siete días de revueltas, habían exigido la dimisión del exministro del Interior, Habib al Adli, por considerlo el brazo represor del régimen, tal y como ha demostrado en el manejo de las protestas.
Cambio de Gobierno
El primer nombramiento hecho por el mandatario egipcio fue el del jefe de los servicios de inteligencia, Omar Suleimán, como vicepresidente, cargo que estaba vacante desde que Mubarak accedió al poder en 1981.
Fuentes oficiales dijeron que el nuevo Gobierno iba a ser presentado el pasado domingo, pero no se produjo ningún anuncio y sólo se están conociendo los nombres del gabinete a cuentagotas.
Ni siquiera se ha podido confirmar si sigue como ministro de Asuntos Exteriores Ahmed Abul Gheit, ni si en Defensa permanece Husein Tantawi, que apareció junto a Mubarak en una reunión con altos militares.
"Este nuevo Gobierno es demasiado poco, demasiado tarde. Creo que Mubarak se marchará antes de que pasen treinta días", asegura el experto en Oriente Medio Zaineb Al-Assam, al agencia de Reuters.
"Hay algunas figuras en el Gobierno que son muy impopulares. Un ejemplo es el propio general Wagdy. Esto va a aumentar las protestas. Mubarak será visto como una carga por el ejército", añade.
Inconformismo en la calle
En la calle, el sentimiento es el mismo. "Todo esto no tiene sentido", ha denunciado Omar el-Demerdash. de 24 años, sobre el cambio de Gobierno de Mubarak.
"La petición es clara: Queremos que Mubarak y sus hombres se vayan. Cualquier otra cosa simplemente no es suficiente", ha añadido.
Mientras, el poderoso ejército egipcio parece seguir teniendo la llave del destino de Mubarak en un curioso juego de equilibrio: aunque los generales han contenido cualquier choque con la multitud, no han retirado al presidente su apoyo.
La revuelta, sin precentes por su escala e intensidad en un país otrora altamente controlado por las fuerzas de seguridad, estalló la pasada semana cuando la frustración por la corrupción, la pobreza y la corrupción del régimen de Mubarak hicieron explotar a los egipcios.
Desde entonces han fallecido 140 personas en los enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes, cambiando de manera radical la imagen de Egipto como país estable, atractivo para el turismo y la inversión.
Turismo a la baja
De hecho, los turistas se agolpan en el aeropuerto para salir del país mientras países como Turquía y Estados Unidos fletan aviones para sus ciudadanos.
Mientras, la bolsa y los bancos han vuelto a cerrar y la agencia de calificación Moody's ha degradado un escalón la nota de la deuda del país por sus problemas políticos.
Además, Estados Unidos ha pedido a Mubarak que lidere una transición pacífica, un llamamiento al que se ha sumado la alta representante de Política Exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, que ha demandado a Mubarak que mantenga debates pacíficos con la oposición.
El único apoyo explícito que ha conseguido el presidente egipcio hasta el momento es el del presidente israelí, Simón Peres, un regalo envenenado dado la mala imagen que tiene el gobierno hebreo entre los países árabes.
La oposición se une
La situación no tiene vistos de mejorar y, de hecho, para el martes está convocada una manifestación en el país coincidiendo con la primera semana de protestas que espera reunir hasta un millón de personas en las calles.
Además, la oposición empieza a organizarse y los Hermanos Musulmanes, la oposición islamista, ha anunciado que busca formar un comité político con el premio Nobel Mohamed El Baradei para hablar directamente con el ejército, sin mediación de Mubarak.
Con todo, los manifestantes egipcios ponen en duda el papel de liderazgo que puede jugar en su revuelta popular el Baradei, que es criticado por sus frecuentes ausencias del país y no cuenta con el apoyo de las masas.
"Es una buena persona pero no nos representa porque no ha estado en Egipto en los últimos años", eclaraba a Efe en la Plaza Tahrir el ingeniero de telecomunicaciones Islam Adli.