La nueva Alemania pone precio a la solidaridad
- El futuro de la UE será diseñado por Berlín, que no buscaba esa reponsabilidad
- Los alemanes son cada vez más escépticos sobre el euro, que Merkel defiende
- La canciller alemana y el presidente español se reúnen este jueves en Madrid
El futuro de Europa va a ser diseñado por Alemania. Ningún país ha querido asumir ese protagonismo en este momento crucial para la UE.
La República Federal Alemania, que tradicionalmente había asumido un perfil bajo para evitar que nadie le acusara de un nuevo hegemonismo o de imponer su ‘Diktat’, se está viendo con la enorme responsabilidad y la gran carga de diseñar el futuro la Unión Europea post-crisis, que será, seguro, más alemana que antes.
Y esto será precisamente por la falta de liderazgo de otros países de la Unión y por la constatación cada vez mayor de que se hicieron las cosas mal. De que se tenía que haber trabajado más en la unión económica y la armonización fiscal antes de que naciera el euro.
Alemania, una de las madres de la criatura, comprende ahora su error y sus consecuencias: los alemanes se están haciendo cada vez más euroescépticos.
Descofianza hacia el euro
Un 68% de la población, según la última escuesta del Instituto Allensbach, no tiene ninguna confianza en la moneda única. Un 63% no cree en la eficacia de la Unión Europea.
Los alemanes sienten cada vez más engañados por unos políticos que les prometieron que el euro sería sinónimo de estabilidad y de prosperidad, que nunca tendrían que pagar por las deudas de otros países, que la Unión Europea nunca sería una comunidad de transferencias.
Merkel tiene ahora que defender un euro que para sus conciudadanos, veinte años después de su introducción, ha significado sobre todo subida de precios e inseguridad financiera.
Encima, debe preparar un escenario para evitar nuevas crisis y para ayudar a los países en dificultades en forma de mecanismo europeo permanente de rescate.Un mecanismo en el que los alemanes, de nuevo, serán los más obligados a pagar.
Todo ello, en un superaño electoral con siete comicios regionales. El primero,en Baden Württemberg, un feudo tradicional de la CDU de la canciller donde ambas pueden verse duramente castigadas.
La elección es el 27 de marzo, dos días después de la Cumbre de la UE en la que se tienen que cerrar los detalles del Mecanismo Permanente de Rescate.
Alemania va a asumir sus responsabilidades pero va a pedir un precio por ello y ese precio será construir esa nueva Unión Europea aplicando criterios alemanes de estricto control de la deuda pública (se está planteando incluso adoptar el modelo alemán de poner un tope legal máximo a ese endeudamiento, anclándolo en las Constituciones nacionales), armonizando impuestos y edades de jubilación y desarrollando un gobierno económico europeo.