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Un paseo con Sorolla entre naranjos

  • El Museo Sorolla repasa la influencia de la naranja en el arte valenciano
  • La conferencia forma parte del "Gastrofestival" de Madrid
  • Galerías, museos y teatros se vuelcan con la gastronomía

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Las naranjas destacan por su abundancia y color en "Las Guirnaldas del comedor" de Joaquín Sorolla (1911)
Las naranjas destacan por su abundancia y color en "Las Guirnaldas del comedor" de Joaquín Sorolla (1911)

Valencia y la naranja comenzaron a asociarse en el imaginario colectivo a finales del siglo XIX. En esta época arrancan los cultivos extensivos de campos de cítricos por tierras mediterráneas.

La naranja llegó y se quedó para siempre, convirtiéndose en un elemento indisoluble del paisaje de Valencia. De alguna forma, el aroma y el restallante color de la fruta, “se apoderan del espíritu valenciano” y simbolizan el motor de su riqueza económica.

Aparece en los escudos de las fiestas y representa a la ciudad en edificios tan significativos como la Estación del Norte, que muestra una ornamentación de racimos y paneles anaranjados.

Esta omnipresente obsesión por la naranja inunda la pintura valenciana de la época y los cuadros de Joaquín Sorolla (1863-1923) -valenciano de pro y conocido como el “pintor de la luz”- es el que más potencia esta suerte de simbiosis entre ciudad y fruto, tal y como cuenta a RTVE.es, Francisco Javier Pérez Rojas, Profesor de Historia del Arte de la Universidad de Valencia.

Paradojicamente el autor de Niños en la playa, impulsor de los efectos impresionistas en la iluminación, apenas pintó bodegones, aunque quedó cautivado por el colorido de la naranja, que dibujaba como un elemento más de sus composiciones.

La sensualidad de la naranja

“Algunos de sus paisajes de Alcira o Valencia lo dejan patente. Cuando hace la composición de Valencia para la Hispanic Society representa un cortejo en el que portan racimos de naranjas”, explica el profesor, que señala la influencia de la naranja en la literatura y su simbolismo erótico.

“Hay un erotismo en torno al naranjo que Blasco Ibáñez descubre con su famosa novela Entre naranjos. En esta línea, se puede recordar la pintura de Sorolla Entre naranjos, que es una de las obras más emblemáticas en este sentido. Representa los postres de una comida entre naranjos, cuando los efectos de la música y el vino desatan los ánimos del grupo”, apunta.

La naranja simbolizaba la sensualidad mediterránea

El propio maestro valenciano pinta el cartel anunciador del diario El Pueblo que fundó Blasco Ibáñez, en el cual representa a una valenciana con gorro frigio que sale de un fondo de naranjos, en alusión a la riqueza, fertilidad y prosperidad de la tierra.

Los idilios y galanteos entre naranjos se suceden en esta época – cuenta el historiador- y las arboledas se transforman en una suerte de “jardines del amor”. Una tradición pictórica que perpetuarán los discípulos de Sorolla.

Perez Rojas impartirá la conferencia “La naranja en la pintura valenciana. Sensualismo y regionalismo”, el sábado 5 de febrero en el Museo Sorolla, en el marco del “Gastrofestival” que estos días llena de actividades relacionadas con la gastronomía, las calles de la capital.

Degustando el “Gastrofestival”

Degustaciones, catas y exposiciones con la gastronomía como telón de fondo, inundan durante esta semana galerías, museos, tiendas gourmets y restaurantes madrileños.

En su vertiente más cultural el “Gastrofestival” llega con sus olores y sabores hasta la Galería Rem Arte Contemporáneo, que expone en dos salas diferentes. La muestra fotográfica Paisajes Gastronómicos de Marta Navarro y la exposición de pintura Sal y Pimienta de Domínguez y Paco Herranz. En la Galería Amador de los Ríos abren boca hasta el 7 de febrero con la Exposición gastronómica colectiva.

La cocina en su tinta, es la propuesta de la Biblioteca Nacional. Una muestra comisariada por Ferran Adriá que repasa con sus fondos la historia de la gastronomía.

La Fundación Lázaro Galdiano ha optado por acercar el arte directamente al espectador, con visitas guiadas hasta el domingo.

Un recorrido por el Museo en el que, además de presentar la figura de José Lázaro y las claves de su colección -destacando las obras más importantes de la misma-, se incidirá en aquellas piezas expuestas que están directamente relacionadas con la gastronomía ya sea por su iconografía (pintura de bodegón…) como por su utilidad (vajillas, cristalería, objetos de plata…).

Como colofón, los visitantes podrán degustar el menú especial “Lázaro Galdiano”. Cultura que también se puede paladear.