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La economía de Egipto trata de superar el impacto de las revueltas

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El régimen trata por todos los medios que se recupere la normalidad en Egipto

La relativa calma que Egipto ha recuperado en las últimas horas está permitiendo que el país retome el pulso económico, interrumpido por las protestas contra el régimen de Hosni Mubarak, que ya han acusado cuantiosas pérdidas y que afectarán al crecimiento de la que es la segunda potencia económica de África y la tercera del mundo árabe.

Aunque no hay estimaciones del Gobierno, algunas entidades calculan que el país pierde más de 225 millones de euros por cada día de protestas, que este lunes cumplen tres semanas. Sea cuál sea la cifra, es seguro que afectará al notable ritmo de crecimiento que Egipto mantenía en los últimos años: en 2009 avanzó un 4,7% y en 2010 aceleró al 5%, pero ahora se plantean dudas de que este año pueda alcanzar el 4% a causa de la marejada política.

Este crecimiento, en cualquier caso, no había alcanzado a toda la población, lo que revela una de las causas de las revueltas: el 16,7% vive en la pobreza según la base nacional (es decir, el límite que marca el propio Gobierno egipcio), aunque el porcentaje supera el 40% si se tiene en cuenta el estándar internacional de menos de dos dólares diarios.

Por si fuera poco, el paro, aunque no es muy elevado –alrededor del 9%- afecta especialmente a los jóvenes, que son más de la mitad de los 80 millones de egipcios. "Tener un 39% de paro juvenil en una sociedad como la egipcia, representa un factor de desestabilización", señalaba en TVE el investigador del programa socioeconómico de la Casa Árabe, Javier Lesaka.

El turismo sufre el mayor daño

El daño de las revueltas está siendo especialmente acusado en el turismo, un sector que aporta el 12% del Producto Interior Bruto, el 11% del empleo y gran parte de las reservas de divisas del país. Los cálculos de la Organización Mundial de Turismo señalan que más de la mitad de los turistas que se encontraban en el país se han marchado, unos 160.000, aunque otros 100.000 permanecen aún en territorio egipcio.

Sin embargo, no ha sido el único sector afectado, ya que el comercio se ha visto seriamente perturbado, especialmente en las grandes ciudades, donde se han producido las principales manifestaciones y protestas, mientras que el tejido industrial, con empresas relevantes en textil y automóviles, también ha sufrido las consecuencias.

Así, la multinacional japonesa Suzuki ha retomado este lunes la producción en la planta que tiene en el país, que estaba suspendida desde la semana pasada por las protestas; sin embargo, su rival Nissan, que también tiene una fábrica en Gizeh, sigue sin poder operar.

Los comercios han abierto en los dos últimos días y los bancos, aunque con limitaciones de horario y de operatividad (no se pueden retirar todos los fondos), vuelven a funcionar, pero el retorno a la normalidad será lento, como se aprecia en la decisión de mantener cerrada la Bolsa de El Cairo hasta el domingo, después de que se anunciara su reapertura, primero para el domingo y después para el martes.

La libra egipcia cae

La medida trata de mitigar la temida huida de inversiones de suelo egipcio, así como un mayor deterioro de la moneda local, la libra egipcia, que ya sufrido un considerable descenso pese a los intentos del banco central por detener la sangría.

El dólar estadounidense, que se cambiaba por entre 5,7 y 5,8 libras egipcias antes de la crisis, alcanzó las 5,85 libras el día 27 de enero, aunque después se cerraron los mercados. Tras la reapertura de los bancos este lunes, ha escalado hasta 5,94 libras y no sólo se da por seguro que superará las seis libras, sino que se teme que llegue hasta las siete, lo que equivaldría a un descenso del 25%.

La autoridad monetaria egipcia, en cualquier caso, mantiene la calma, puesto que cuenta con unas considerables reservas de divisas (34.000 millones de dólares, según los datos oficiales). "De momento, nuestra mayor preocupación en cuanto a la economía egipcia es superar la crisis. Cumpliremos nuestras obligaciones externas a tiempo, incluyendo el abono de los vencimientos de deuda y de los bonos públicos", ha asegurado el vicepresidente del banco central, Hisham Ramez.

Una potencia regional

La llamada a la tranquilidad no es baladí, teniendo en cuenta que, aunque se trata de una economía menor desde un punto de vista global, Egipto tiene el segundo mayor PIB de África –sólo por detrás de Sudáfrica- y es el país árabe más poblado, aunque su producción sea inferior a la de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

Su importancia estratégica proviene también del petróleo, puesto que controla dos de las principales vías de suministro de crudo desde Oriente: el Canal de Suez, por donde los petroleros procedentes del Golfo Pérsico cruzan hacia el Mediterráneo y el Atlántico, y el oleoducto Suez-Mediterraneo, que sigue la misma ruta. Por ambas vías circularon en 2009 más de dos millones de barriles al día. Aunque los analistas no esperan que las revueltas afecten al suministro de manera relevante, la tensión que ha causado en un mercado ya al laza se ha dejado notar en los precios del crudo, cuya cotización ronda los cien dólares por barril en los últimos días.

Para España, además, supone una preocupación añadida el ser el tercer cliente de las exportaciones de Egipto, sobre todo por ser el principal comprador de gas natural egipcio. Como contrapartida, las reservas turísticas están aumentando desde que estallaron las revueltas, con Canarias como principal destino alternativo. Aunque sólo sea por poco tiempo, ya que todos esperan que la situación se tranquilice y Egipto retome la senda del crecimiento.