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Un 'supercristal' más fuerte que el acero

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Ciencia al cubo

El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55

Un vidrio más fuerte y resistente que el acero. No, que cualquier material conocido. Un material así lo han sintetizado científicos estadounidenses del Departamento de Energía del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y de Caltech (Instituto de Tecnología de California). Lo presentan en la revista Nature Materials.

Hay propiedades que son muy muy difíciles de conjugar, de conseguir simultáneamente en un material. Son la fortaleza, es decir, la cantidad de fuerza que es capaz de aguantar, la resistencia, o lo que es lo mismo, la capacidad para evitar una fractura. 

Este vidrio artificial tienen estas características. Es un vidrio metálico. Es decir, es menos frágil que un cristal, y más resistente que un metal, lo que lo convierte en uno de los materiales más robustos que existe en la actualidad por no decir el que más.

Para conseguir crear este fabuloso material, los investigadores han incluido paladio en su composición.  Este metal hace que el material sea menos frágil y no se fracture con tanta facilidad con los vidrios tradicionales. Es decir, ante tensiones se comporta de manera

plástica: se dobla, se deforma, pero no se rompe.

Pero el vídrio metálico tiene su particular talón de Aquiles. Es el precio.  El paladio es muy caro. Así que todo aquello que se construya con este material si es que se construye algo será pequeño.

Aunque las posibles aplicaciones son de lo más variadas e incluyen piezas para la industria aeroespacial, son los implantes dentales los que tienen más posibilidades de convertirse en una realidad.

De hecho, el primer firmante del estudio, Marios Demetriou, del Caltech, es tan optimista que augura que uno de estos dispositivos podría estar listo en cinco años.

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