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Desmantelan una red que defraudó 11 millones en el IVA y detienen a 14 personas

  • Con 22 sociedades instrumentales, no pagaron el IVA de 2005 a 2009
  • Vendían pantallas planas y productos electrónicos a grandes superficies

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La Policía Nacional ha detenido a catorce personas integrantes de una red que se dedicaba a vender a bajo precio artículos electrónicos a grandes superficies de toda España gracias a que no pagaba el IVA de los productos, en un fraude a la Hacienda Pública cercano a los 11 millones de euros.

La investigación, que sigue abierta, trata ahora de determinar si las grandes superficies que vendían los productos al consumidor final eran conocedoras del fraude que cometían las empresas que le servían la mercancía.

Se calcula que la red ha podido mover casi 200 millones de euros en artículos electrónicos, de los que se ahorraba el 16% de IVA, por lo que era capaz de ofrecer la mercancía por debajo del precio habitual de mercado.

Esta nueva operación contra el fraude fiscal ha sido llevada a cabo por agentes de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) con la colaboración de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña y de la Agencia Tributaria.

Los arrestos se han producido en Madrid capital y en las localidades madrileñas de Las Rozas, Pozuelo de Alarcón, además de en Marbella y Alhaurín de la Torre (Málaga), Guadalajara, Alicante, Alfaz del Pi (Alicante), Barcelona y Viladecans (Barcelona).

Cinco años sin pagar el IVA

Los miembros de la trama se valieron de 14 sociedades "truchas" y 8 empresas "pantalla" para proveerse en el mercado intracomunitario de mercancía de la que defraudaba el IVA y así la conseguían a un precio inferior al normal del mercado. Lograron eludir el pago del impuesto durante cinco ejercicios fiscales, de 2005 a 2009.

El sistema utilizado está basado en el Régimen Transitorio implantado en 1993, que establece que una empresa puede adquirir mercancías a una mercantil establecida en otro país de la UE, exentas del pago del IVA en el país de origen y gravada en el país de destino, siempre que se reúnan ciertos requisitos como el de que ambas estén autorizadas como operadores intracomunitarios.

La red compraba aparatos electrónicos de gama media, como pantallas planas o equipos de música, en otros países de la UE, y se beneficiaba de esta legislación comunitaria para no abonar el IVA en origen. Entre medias, la mercancía cambiaba varias veces de manos a través de empresas tapadera administradas por testaferros a sueldo, y que eran las encargadas de eludir el pago del IVA.

Finalmente, los artículos llegaban a España y eran distribuidos por una empresa perfectamente legal, propiedad del cerebro de la trama, que era la que vendía los productos a varias cadenas de grandes superficies con tiendas en todo el territorio nacional.

Truchas, pantallas y carrusel

En estos entramados societarios se interponen entre las sociedades defraudadoras de primer nivel, denominadas "truchas", y las que distribuyen finalmente la mercancía, las distribuidoras, otro grupo de mercantiles denominadas "pantallas". Estas empresas cumplen con sus obligaciones fiscales y se intercalan en la cadena de distribución para dificultar y ocultar las responsabilidades de los ideólogos y verdaderos beneficiarios del fraude.

La empresa defraudadora había formado parte en el año 2005 de una estructura mercantil creada para el "fraude carrusel de IVA", en el que participaron, además de las sociedades españolas, mercantiles de Francia y Chipre.

Este tipo de fraude consiste en la circulación repetida de la misma mercancía entre sociedades de varios países de la UE, con la única finalidad de defraudar a la Hacienda Pública mediante devoluciones indebidas de IVA. En la mayoría de los casos la mercancía no existe y sólo se simula la compraventa de la misma, con documentos de transporte falsos, la emisión de las facturas y el consiguiente pago de éstas.

Cuentas en Lituania

Las investigaciones han puesto de manifiesto el carácter instrumental de las sociedades truchas y pantallas, las cuales carecían de infraestructura comercial y laboral, siendo en algunos casos sus administradores extranjeros ilocalizables en nuestro país.

La sofisticación de sus métodos hizo que algunas de las sociedades instrumentales utilizaran en sus transacciones comerciales cuentas bancarias en Lituania, desde donde se efectuaban los cobros y pagos.