Partidarios del presidente de Yemen atacan a miles de manifestantes contrarios al régimen
- La Policía trata de separarlos en las inmediaciones de la Universidad
- Las manifestanciones se han recrudecido en los últimos tres días
Partidarios del Gobierno yemení armados con botellas rotas, piedras y cuchillos han perseguido por las calles a miles de manifestantes que pedían reformas democráticas en la capital del país, en un incremento de la violencia en las protestas que desde hace varias semanas hay en el país inspiradas en las revueltas en Egipto.
La Policía ha tratado de separar a ambos bandos bloqueando a varios miles de manifestantes dentro de la Universidad de Saná donde estaban protestando para evitar un baño de sangre.
Al menos cinco personas han resultado heridas en la aglomeración, según una fuente de la oposición.
"'Ali, vete, vete!", han gritado los manifestantes en referencia al presidente Ali Abdulá Saleh, el presidente que lleva 30 años en el poder y que es un firme aliado de Estados Unidos en la lucha contra la rama de Al Qaeda que tiene su base en el país.
"No hay otra solución que su marcha", han coreado.
Mientras, en la ciudad de Taez, en el sur del país, cuatro personas han resultado heridas en otros enfrentamientos que ocurrieron entre manifestantes pro y contra el régimen, según fuentes de los servicios de seguridad.
Conflicto recrudecido
Este lunes es el tercer día consecutivo de protestas contra el régimen de Saleh, que se producen en Yemen al calor de las revueltas populares que terminaron en las últimas semanas con los regímenes de Túnez y Egipto.
La presión de los grupos de la oposición forzó el pasado 2 de febrero a Saleh anular las reformas constitucionales que buscaba para poder seguir en el poder.
Saleh, presidente de Yemen desde la unificación entre el norte y el sur, en 1990, ha sido reelegido en 1999 y 2006. La Constitución actual, aprobada en 1991, no permite al presidente buscar una nueva reelección en los comicios del 2013.
La amenaza de conflictos en Yemen, que se encuentra al borde de ser un estado fallido, había obligado a Saleh a ofrecer concesiones como su compromiso de irse en 2013 y ofrecer un diálogo nacional con la oposición.
Los analistas consideran que Yemen aún no está en el punto de una revuelta al estilo egipcio y consideran que una protesta llegará más lentamente y quizá con más baño de sangre al tratarse de un estado donde las disputas tribales juegan un papel importante.