La barba marca el estatus de las avutardas
Ciencia al cubo
El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55
La avutarda es un ave típica de las estepas españolas. Es enorme, es el ave voladora más grande del mundo. Y tiene un marcadísimo dimorfismo sexual.
El aspecto de los machos y las hembras no tienen nada que ver. Ellas son sencillas y elegantes y ellos son como una drag queen, exagerados y llenos de accesorios.
Avutarda quiere decir 'ave tarda'. El nombre proviene de la reticencia que muestra a iniciar el vuelo. Y es que este ave no solo es grande sino que también es muy pesada. Está en el límite. Algunos machos alcanzan los 15 kilos. Un poco más y ya no podrían volar.
En cuanto al plumaje, el de las hembras es gris en la cabeza, el pecho y la barriga. El resto es color ocre. La plumas son siempre cortitas y discretas. Los machos son todo lo contrario. Para empezar son mucho más grandes. Pesan tres veces más y su color ocre, como el de la hembra, es más brillante y vistoso.
La cola es blanca y muy frondosa, como una falda de faralaes, y su cuello está inflado de plumas, de color blanco y marrón, de aspecto suave como una estola.
Bajo el cuello tienen una faja pectoral marrón de plumas un poco más largas. Y para rematar tiene barbas, larguísimas plumas, blancas, que caen como cintas bajo el pico y que levanta cuando quiere cortejar.
La 'fuerza' de sus barbas
Hace escasos días, científicos españoles, liderados por Juan Carlos Alonso del Museo Nacional de Ciencias Naturales, han publicado en la revista Ethology (Etología) un estudio sobre el plumaje de las avutardas.
Han estudiado la evolución a lo largo del tiempo del colorido de su cuello, y las 'barbas'. Han marcado a ejemplares salvajes con dispositivos de radiofrecuencia y les han seguido durante nada menos que 10 años.
Y han concluido que usan el plumaje para dar información a sus congéneres sobre su peso y edad. Por lo visto, la cantidad y longitud de las barbas indican que los machos están en plena forma.
Es un aviso de la excelente condición física del ejemplar. Gracias a esta señal, se evita en más de una ocasión, combates sangriento para ascender de rango. Las barbas disuaden a avutardas con ansias de poder.
Hace años, décadas, las avutardas ocupaban casi todas las estepas de Asia y Europa. Hoy las poblaciones han mermado por la intensificación agrícola, el cambio de los cultivos de secano por los de regadío y en menor medida por los choques con tendidos eléctricos. España mantiene las poblaciones más importantes del mundo gracias a que prohibió su caza a principios de los años 80.
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