Japón finaliza la temporada de caza de ballenas y su flota vuelve a casa
- La temporada de caza de ballenas concluye con casi un mes de antelación
- El gobierno nipón abandona ante el "acoso" de los activistas
- Los conservacionistas de Sea Shepherd consideran que es una "gran noticia"
La lucha entre ecologistas y balleneros se ha saldado a favor de los conservacionistas. Japón ha decidido poner punto y final a su temporada anual de caza de ballenas en el Océano Antártico ante el "acoso" de activistas norteamericanos, que han hecho imposible continuar su cometido.
El país nipón había paralizado temporalmente la caza la semana pasada, después de que miembros de una organización ecologista estadounidense (Sea Shepherd Conservation Society) persiguiera al buque nodriza de la flota japonesa y le impidiera seguir cazando cetáceos.
La flota "volverá a casa en los próximos días", ha señalado Michihiko Kano, ministro de pesca japonés. "Una gran noticia" para los conservacionistas, según recoge la BBC.
"El Nisshin Maru hizo un cambio de curso significativo después de que el gobierno japonés hiciera oficial que la flota ballenera había sido llamada", explicaba el Capitán Alex Cornelissen, miembro de Sea Shepherd en la página de Facebook de la asociación. "¡Parece que se va!", finalizaba su mensaje.
“La flota volverá a casa en los próximos días porque no podemos garantizar su seguridad“
No obstante, "seguiremos con los barcos japoneses hasta que regresen al norte y nos aseguremos de que están fuera del Santuario de las ballenas", ha reconocido Paul Watson, otro de los activistas, a la agencia AFP.
La flota japonesa, compuesta por 180 tripulantes repartidos en cuatro buques, tenía el objetivo de cazar aproximadamente 1.000 ballenas hasta mediados de marzo.
Caza comercial prohibida desde 1986
Aunque la caza comercial de ballenas está prohibida desde hace 25 años, tres países -Japón, Islandia y Noruega- mantienen esta actividad, de gran valor en su cultura. Incluso los países nórdicos han presentado una queja oficial contra esta moratoria para proseguir con sus actividades.
Japón, por su parte, utiliza un reglamento que le permite la caza de cetáceos con fines científicos, bajo el argumento de que tienen derecho a estudiar el impacto de las ballenas en su industria pesquera.
Esta 'cláusula' les permite cazar cerca de un millar de cetáceos cada año, aunque el último año solo pudieron capturar la mitad porque los sabotajes de los activistas también les impideron cumplir su objetivo.
Este año está previsto que la Comisión Ballenera Internacional toma una decisión sobre el posible levantamiento de la moratoria a la caza comercial de ballenas ante la falta de consenso de los países miembro.