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Una generación que habla el mismo lenguaje y otra que no sabe qué decir

  • El mono, el must de la temporada para Ailanto
  • Kina Fernández y Larraínzar, colección de supermercado

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Frío y lluvioso, no podía empezar mejor el día para ir a Cibeles. El tiempo acompaña y el desfile de Ailanto resulta perfecto. Su colección tiene una gama de colores que lleva nombres de piedra y metal.

El mono en todas sus versiones será el must de la temporada, y también las superposiciones en guerras de tejidos y colores tan distintos como el musgo, salmón, marengo y frambuesa. Destacan las piezas con efecto fieltro, los acolchados y la espiga rota.

La silueta lápiz contrasta con chaquetas y casacas envolventes que, a su vez, se mezclan con livianos bombachos. Los vestidos de flores, los baberos con tablas y las muñequeras salpicadas de piedras son todo un acierto.

El gris de David Delfín

David Delfín ha arrancado su desfile con el color estrella: el gris. Dicen los pequeños blogueros de primera fila : “sale una falda gris”, “sale una chaqueta gris”, “sale Bimba bosé gorda” . ¡Qué vergüenza! …Sale arte, costura definida, patrones regios y una Eleonora embarazada que pisa con fuerza.

Su aire de top deja atrás a un verde más oscuro que el verde hospital que tanto le gusta a David, y a un azul que, según con quien se mezcle, cambia de aspecto.

Delfín no ilustra cuadernos, ni sábanas. Viste a gente que sale y entra sin permiso, que llora, ríe, ama, goza y… piensa. Resumiendo, hace MODA.  Su desfile es breve, como lo bueno. 12 minutos de parto, de comedia, de sincera declaración de amor a un arte estúpido, banal y no tan barato.

Como lo es vestirse con tendencias. Total ¿para qué? Para terminar en una montaña de tela, cremalleras y descosidos que huelen a pachuli y alcanfor.

Todas las crónicas hablan del síndrome de Diógenes pero yo creo que David va más allá. No conserva, tira lo que no le gusta, los deshechos, y… de eso se ve mucho en Cibeles.

Oliva, soberbio

El trabajo de Juanjo Oliva ensalza la costura, envuelve el estilo y decora el alma. La música, bandas sonoras de “Vértigo”y “A Single Man “, han aburrido al personal que ha conjugado bostezos con ovaciones .

A pesar del sopor musical, su colección es soberbia, atrevida y radical. Sus volúmenes se atreven, sus patrones se vuelven caprichosos, sus siluetas se reinventan y sus lazos lo aprietan todo. Juanjo está por encima de Cibeles, lo sabemos todos, como lo están Amaya y David.

Su colección abruma, seduce y grita aplausos que no llegan porque su primera fila ( una ex, una esposa, una nuera, una musa de hamburguesa con gafas de sol- ¡chica has perdido puntos!- y un estilista que no vocaliza ) no ve el patrón certero, la costura medida y la aguja maestra.

Juanjo ha hecho los deberes y aprueba con esmero, despreciando títulos, premios y coronas de ketchup.

Colección de becarios de Locking

Ana Locking se ha currado la colección masculina y ha dejado para los becarios la de chica. Azules, amarillos, empolvados y grises piden a gritos una segunda oportunidad, lo mismo que los conjuntos (terrible palabra pero perfecta para este desfile) asimétricos y otros que se fruncen, mezclan, tuercen y agitan para perderse en el olvido una vez terminado el desfile.

Kina Fernández y Javier Larraínzar han completado el calendario dominical con ropa de supermercado y perchero de mercadillo. 

Fin. Por fin.