Radiohead vuelve a sorprender con 'The King Of Limbs'
El quinteto de Oxford vuelve con su primer largo desde 2007
Un disco breve que recupera a los Radiohead más electrónicos
Escuetos. Directos. Con estilo propio. Un mensaje: "Gracias por esperar", y un enlace: descarga The King Of Limbs por siete euros o cómpralo en edición física de coleccionista a treintaypico. Sin avisar. Así ha sido la vuelta de Radiohead.
En su octavo largo, los de Thom Yorke vuelven a tirar de la pseudo-electrónica que caracterizó a sus discos en el cambio de siglo. Lejos queda ya el gigante y directísimo In Rainbows (2007), la última referencia hasta ahora en LP de Radiohead, que vuelve a ponerse el traje de grupo intocable, extremadamente "suyo", casi imposible de criticar.
The King Of Limbs es un disco difícil, de los que no entra a la primera ni a la cuarta escucha . Tiene momentos emocionantes, otros fríos, de acordes que luchan los unos contra los otros, y también sonidos casi imperceptibles, incapaces de hacer sentir hasta a los oídos que llevan con el grupo desde aquel tierno Pablo Honey.
Un disco quizá demasiado maduro
Éste es un esfuerzo diferente. Un disco maduro, quizá demasiado; disco breve y que crece con cada escucha y se hace enorme en sus últimos compases. La cosa empieza bien con "Bloom" y mejora con un ritmo sobresaliente en "Morning Mr Magpie".
Después, entramos en la parte fría del álbum; la que hay que descubrir con los ojos cerrados. Lo mejor nos espera en los tres últimos cortes: Thom y las teclas en "Codex", la semi-acústica "Give Up The Ghost" y, por encima del resto, "Separator", la canción perfecta, de una delicadeza que nos obliga a volver a empezar. Porque son sólo ocho temas, pero no ocho temas cualesquiera.
Por eso lo de que Radiohead vuelve a sorprender: porque, aún haciendo lo que ya conocemos, la impresión es que sólo ellos pueden hacerlo. El genio está ahí y se llama Thom Yorke, y sus compañeros dentro de la lámpara no se le quedan atrás.
Sólo una advertencia: si el disco flaquea a la primera escucha, se trata sólo de frotar y volver a frotar. Radiohead nunca falla.