Elisa Palomino recupera en Cibeles a la geisha impresionista
- Una colección inspirada en la actriz japonesa Sada Yacco
- Las modelos han lucido impresionantes tocados de crisantemos y plumas
- Escotes corazón y transparencias para una mujer delicada y sensual
- Todos los detalles en nuestro especial Cibeles 2011
La colección otoño-invierno 2011-2012 de Elisa Palomino rescata en Cibeles 2011 el movimiento Japonisme, y presenta una propuesta basada en los rostros pálidos de las geishas y los estampados floreados en tejidos vaporosos.
La diseñadora se ha inspirado en la primera actriz japonesa, Sada Yacco, musa de los pintores impresionistas a principios del siglo XX y que sentó las bases para el desarrollo del Art Nouveau. Una colección como una galería de arte en movimiento.
La propuesta se ha dividido en tres líneas cromáticas, que han comenzado con el negro, seguido por el ocre, y terminado con la mezcla de rosa y blanco.
Los negros se han presentado en forma de quimono con estampado de coloridas flores y como mini black dresses decorados con tejido calado y flecos, e incluso uno de ellos completamente de cuero.
Los complementos de esta línea han sido llamativos tocados en forma de árbol o arbusto que parecían enterrar sus raíces en el cabello cardado de las modelos. Los zapatos han sido botines negros de tacón con flores estampadas o colgando del tobillo.
Inspiración nipona
La línea ocre ha contenido una serie de vestidos ligeros y vaporosos, en ocasiones decorados con minipompones oscilantes, y ha introducido el terciopelo, el ante y la lana en abrigos, chaquetas y rebecas.
Los zapatos han ido igualmente a juego como botines marrones de tacón, y esta vez se han sustituido los tocados por diademas de piel de zorro.
Por último, la línea rosa y blanca ha presentado también vestidos de tipo quimono con escote en la espalda y decorados con flecos, volantes, minipompones y flores. Como prenda de abrigo se han introducido los acolchados y las pieles de zorro blanco para luchar contra las temperaturas más extremas.
La composición de los conjuntos ha supuesto un juego de volúmenes basado en unas prendas exteriores abultadas y gruesas, mientras que las interiores apostaban por los tejidos ligeros, sedosos y con vuelo.
La propuesta de Elisa Palomino supone así una vuelta a las corrientes artísticas de principios del siglo pasado, cuando el arte japonés se extendía por Europa y servía de inspiración a pintores como Claude Monet, Toulouse Lautrec, Paul Klee o Gustav Klimt.