El asesinato de Olof Palme, un crimen sin resolver 25 años después
- El primer ministro sueco fue tiroteado cuando salía de un cine en Estocolmo
- La Policía ha seguido varias pistas, pero ninguna ha dado frutos
- Algunos expertos ven en este crimen el origen de la novela negra escandinava
¿Dónde estabas tú el día en el que asesinaron a Olof Palme? Cualquier sueco mayor de 35 años seguro que sabría responder sin dudar a esa cuestión, igual que si preguntas a un estadounidense por el día en el que mataron a Kennedy o a un español por el 23-F.
Y es que el crimen que acabó con la vida del primer ministro sueco -del que este lunes se cumplen 25 años- sacudió en su momento a la sociedad del país escandinavo, que comprobó que su sueño del estado de bienestar no era tan perfecto como creía.
A ello hay que unir que la muerte de Palme sigue sin esclarecerse y que se trata de un hecho que, un cuarto de siglo después, sigue presentando más interrogantes que respuestas.
Olof Palme y su esposa, Lisbet, salían de un cine de Estocolmo en la noche del 28 de febrero de 1986 y se dirigían al metro cuando un hombre alto se le acercó por la espalda, le tocó en el hombro y le disparó causándole la muerte.
El asesino, antes de huir, también intentó acabar con la vida de su mujer, pero falló. El presidente iba sin escolta, un hecho impensable en la gran mayoría de los países, aunque no en Suecia, donde los asesinatos son poco habituales y menos en aquella época.
“Salía de un cine acompañado de su mujer cuando fue tiroreado“
Muchos interrogantes
A raíz de ahí, se abren numerosos interrogantes que siguen sin aclararse y que han atribuido la autoría a la ultraderecha sueca, a espías sudafricanos, a la Fracción del Ejército Rojo alemán, a un grupo mafioso o a un asesino solitario.
Olof Palme, que tenía 59 años en el momento de su muerte, fue líder del Partido Socialdemócrata y primer ministro de Suecia entre 1969 y 1976 y desde 1982 hasta su fallecimiento.
Idealista y comprometido, Palme prestó su apoyo a numerosos movimientos de izquierda de países en desarrollo y mostró firmes convicciones a favor del desarme y el pacifismo.
En política interna, practicó la llamada democracia social, que logró elevar a la máxima expresión el famoso Estado del Bienestar: alta presión fiscal y fuerte protección social, situando a Suecia entre los países más ricos del mundo.
Lo cierto es que, 25 años después de la muerte de Palme, parece cada vez más complicado que algún día se pueda esclarecer la verdad que subyace tras el crimen.
El asesino solitario
La teoría más aceptada es la del asesino solitario. En este caso, un delincuente común y toxicómano llamado Christer Pettersson, que dos años después del crimen fue detenido y condenado a cadena perpetua por el asesinato de Palme. La viuda del político, testigo clave, le identificó en una rueda de reconocimiento.
Pero Pettersson salió en libertad en 1989 después de apelar al Tribunal de Segunda Estancia, que tuvo en cuenta hechos como que el arma homicida nunca llegara a aparecer, la falta de un móvil claro y, sobre todo, las dudas que levantó el testimonio de Lisbet Palme durante la rueda de reconocimiento.
“Un delincuente fue condenado pero luego fue puesto en libertad“
La viuda siempre ha sostenido que fue Pettersson quien disparó contra su marido aquella noche de febrero del 86.
“Yo sé quién es el asesino; como no se condenó a nadie tal vez existe la idea de que el asesino de Olof Palme no existe, pero es no es la verdad: la verdad es que existe un culpable”, declaró en 2001, coincidiendo con el décimo quinto aniversario del crimen.
Pero su hipótesis es, hoy en día, difícil de probar. En primer lugar, porque Pettersson falleció en 2004 de una hemorragia cerebral.
Y en segundo, porque las pistas que quedan del magnicidio apenas tienen relevancia actualmente. En buena parte, aseguran los expertos, a la falta de eficiencia a la hora de recoger las pruebas en el escenario del crimen.
El lugar no fue acordonado debidamente y hubo curiosos que merodearon el escenario. La Policía tardó 15 minutos en identificar a la víctima como el primer ministro sueco, a pesar del testimonio de primera mano de la viuda.
Otro dato: a pesar de que está probado que el asesino tocó la espalda de Palme, las pruebas de ADN nunca arrojaron resultados.
Otras teorías
Todo ello ha llevado a especular con teorías dispares pero que, dado el misterio que rodea al caso, nadie se ha atrevido a negar de manera tajante.
Una de las más llamativas es la que convierte al primer ministro sueco en víctima del apartheid. Según esta hipótesis, fueron los servicios secretos sudafricanos quienes acabaron con la vida de Palme, debido a su firme oposición al régimen de segregación del país africano.
“Se han barajado diversas hipótesis sobre el crimen pero no se ha podido probar ninguna“
Incluso el capitán Dirk Coetzee, el hombre que dirigió los escuadrones de la muerte del régimen de Pretoria hasta finales de los 80, identificó con nombre y apellidos al presunto asesino: Antonhy White, vinculado a los servicios de seguridad sudafricanos.
Pero los investigadores suecos, que viajaron a Sudáfrica para comprobar las acusaciones en 1996, no pudieron extraer ninguna prueba concluyente.
También se investigó la llamada pista kurda, que apuntaba al Partido de los Trabajadores del Kurdistán como responsable. Palme se había ganado la enemistad de esta formación, a la que el año antes de su asesinato había considerado una organización terrorista. Pero esta vía tampoco dio resultados.
Otra de las líneas de investigación fue la ultraderecha, que consideraba a Palme un radical. Pocos días después del suceso se detuvo a un extremista sueco, Victor Gunnarsson, que además estaba cerca del lugar en la noche del crimen.
Pero pronto quedó demostrado que no había pruebas en su contra y salió de la cárcel. Gunnarsson se afincó en Estados Unidos y, ocho años después, en 1994, fue asesinado por el antiguo amante de su novia.
Hubo otras teorías -como una posible responsabilidad de la Fracción del Ejército Rojo alemán o incluso de la ultraderecha chilena- pero lo cierto es que ninguna de estas posibilidades ha arrojado ningún resultado positivo y el crimen se ha instalado en el imaginario colectivo como uno de los grandes misterios de la historia reciente.
El crimen no prescribe
La muerte de Olof Palme sigue siendo un suceso de tanta importancia en Suecia que el año pasado el Parlamento realizó cambios en la ley para evitar que el crimen prescriba, algo que con la antigua legislación hubiera sucedido este 28 de febrero, al cumplirse los 25 años.
“Suecia ha modificado la legislación para que el crimen no prescriba“
Incluso hay quien apunta que el 'boom' de la novela negra escandinava tiene mucho que ver con este crimen sin resolver, un suceso que mantuvo en shock a toda una generación.
No hay más que leer alguno de los títulos que conforman la trilogía Millenium, de Stieg Larsson -la saga que ha popularizado este género en todo el mundo- para comprobar cuán presente sigue este suceso en el imaginario colectivo de los países nórdicos.