Picnic, Malaya, Guateque, Ballena Blanca, Gürtel...¿quién bautiza las operaciones policiales?
- Son los propios agentes los que ponen nombre a los casos
- Se hace de forma espontánea sin seguir protocolo alguno
- Cualquier detalle sirve para nombrar una operación
- G. Civil: "Podríamos numerar los casos, pero sería menos divertido"
¿Quién pone los nombres de las operaciones policiales? ¿Qué criterios se utilizan? ¿Quién decidió que la mayor operación contra la corrupción urbanística en Marbella se llamase Operación Malaya o que la operación contra el dopaje en el ciclismo se denominara Operación Puerto?
Operación Gürtel, Nécora, Guateque, Nanysex, Fitipaldi, Abanico, Cloaca, Carrusel, Galgo, Hipercor, Faisán, Maquillaje, Ballena Blanca... Los nombres escogidos son variados y algunos se han hecho famosos, formando parte ya de la memoria colectiva. La última, Operación Picnic, puesta en marcha en Mallorca y que investiga la supuesta trama de corrupción que presuntamente usó fondos públicos para captar votos para Unió Mallorquina.
El protocolo de actuación de la Policía Nacional y de la Guardia Civil es bien simple a la hora de bautizar los casos. Los investigadores que trabajan en las diferentes operaciones son los que proponen de forma espontánea un nombre. No hay mayor misterio.
Las fuentes de inspiración que utilizan suelen ser las circunstancias que rodean el caso, el lugar de la comisión del delito, el ámbito delictivo, las personas investigadas, los efectos robados o curiosidades que rodean el caso.
"Podríamos numerar los casos, pero sería menos divertido"
Así lo ha explicado a RTVE.es el comandante de la Guardia Civil Antonio Parrilla, quien asegura que "no hay un criterio definido ni un reglamento establecido". Añade que estos nombre son muy útiles para las unidades que trabajan en el caso ya que "citamos el nombre de la operación y evitamos dar nombres de personas u otros detalles más delicados".
"A veces todo obedece a una remota asociación de ideas de un agente", afirma Parrilla, quien puntualiza que los nombres deben ser "lo suficientemente ambiguos para no identificar el objeto real de lo investigado, pero los suficientemente sugerentes para evocar a qué hacen referencia".
Se evitan referencias sexuales, religiosas o relacionadas con la nacionalidad de los delincuentes.
Reconocen desde la Guardia Civil que los agentes podrían numerar los casos o hacer como en Gran Bretaña, donde se ha creado un programa informático que asigna nombres al azar, "pero sería menos divertido", admite el comandante.
Los casos más sonados
Todo el mundo sabe que la Operación Malaya se refiere al caso de corrupción marbellí, pero pocos sabrán que la denominación hace referencia a la tortura que consistía en regar gota a gota el cráneo del reo para arrancarle cualquier confesión.
Más obvios son otros nombres como el de la Operación Guateque, que hace referencia a las comisiones ilegales que pagaban los propietarios de los bares de copas a cambio de agilizar trámites administrativos o la Operación Faisán, que se refiere a la red de extorsión de ETA con base en el bar Faisán de Irún.
El agente que pensó cómo denominar la operación de corrupción en el PP, el caso Gürtel, pensó en el nombre de Francisco Correa, el máximo cerebro de la trama, en alemán. El que ideó el nombre de la operación contra el jefe informático de ETA, recientemente detenido en el marco de la Operación Linux, hizo uso de este sistema operativo de software libre para referirse al caso.
¿Cómo llamar una operación en la que se investigaba una red de tráfico de estimulantes relacionada con uno de los integrantes del grupo Locomía? Operación Abanico es la respuesta. Tampoco se complicó el que puso el nombre de Operación Harina a una investigación sobre el tráfico de cocaína ni el que denominó Operación Lingote a otra operación relacionado con el robo de joyas.
Se intentó corregir el error de la operación Taliván: Era por un "tal Iván"
Más sofisticados e irónicos son los nombres de Operación Ballena Blanca (relacionada con el blanqueo de capitales a gran escala), Operación Maquillaje (vinculada a expresidenta del Parlamento balear María Antonio Munar), Operación Violinista (llamada así por la pericia del que tocaba los números de bastidores de vehículos robados) o la Operación Musaraña (llamada así por la madriguera que cavaron los delincuentes para esconder el botín).
Nécora, boquerón, pulpo....es muy habitual utilizar nombres marítimos para denominar las operaciones contra el narcotráfico en las que se desarticulan grupos que introducen droga vía marítima.
Hay anécdotas curiosas como la que cuenta a RTVE.es el comandante de la Guardia Civil Antonio Parrilla. Un agente denominó Operación Taliván a una investigación sobre el tráfico de drogas. Otro intentó corregir la falta de ortografía pero la denominación no correspondía al grupo extremista islámico sino a un "tal Iván" del que hablaban mucho los narcotraficantes.