El largo camino tras la pasarela
- Los jóvenes diseñadores se enfrentan a la crisis innovando
- Potenciar los diseños más comerciales, una de las apuestas
- EL EGO de Cibeles, impulsa la carrera de los nuevos creadores
Se apagan las luces y las modelos entre los últimos aplausos abandonan la pasarela. Es, un año más, el ritual que pone punto y final a Madrid Cibeles Fashion Week (Edición Febrero 2011), la cita más importante de la moda española.
Todo ha acabado pero para algunos diseñadores, como Sara Coleman, “la fiesta no ha hecho más que empezar”, y ya nada será igual. “Cuatro veces en EL EGO y por fin Cibeles”, cuenta Coleman en una entrevista a RTVE.es.
Es el paso natural y deseable al que todo modisto novel aspira, dejar atrás la etiqueta de joven promesa para mostrar sus creaciones junto los diseñadores consagrados. Pero no todos llegan y el camino es arduo. Sara Coleman, que ha trabajado junto a Roberto Verino, ha dado el salto con una colección cimentada en tejidos orgánicos como lana y algodón, que se inspiran en el “universo”.
“La gente está harta de ir igual que la vecina“
Tan sólo hace falta echar un vistazo a los colores utilizados en las prendas: “gris piedra, verde erizo, azul negro noche y azul mar”. Naturaleza pura y una vuelta a los orígenes.
“Me ha gustado la experiencia pero hubiera querido tener más tiempo para prepararlo todo. Ha sido muy estresante”, reflexiona la diseñadora sobre su debut a lo grande, y añade que Cibeles es ante todo un gigantesco escaparate dónde existe una “visibilidad mediática que otras pasarelas españolas no te ofrecen”.
Mentalidad comercial para vencer a la crisis
Darse a conocer no siempre es suficiente en el competitivo mundo de la moda española, dónde cientos de jóvenes además ven lastrada su creatividad por la debacle de la crisis.
Arriesgar creando su propia firma, que mantiene desde 2003 con un equipo mínimo de colaboradores, y “haciendo de contable, secretaria, y un poco de chica para todo”, ha sido la opción elegida por la diseñadora gallega para sobrevivir.
Coleman se sabe rara avis pero su marca ha pasado hace poco de los números rojos a obtener los primeros beneficios. Ahora se centra en “vender”, buscando el lado rentable de la moda porque “ser creativo está muy bien, pero sino eres comercial no haces nada”, asegura convencida la joven.
“La creatividad sin venta, no sirve de nada“
Una crisis que también genera oportunidades y a la que busca el lado positivo porque “también hay nuevos huecos que hay que llenar, y tenemos que estar ahí”, añade.
La apuesta no deja de lado la calidad, el patronaje y los diseños exclusivos, en los que se usan tejidos naturales. Las creaciones se elaboran en su taller ubicado en Galicia, sin que la producción se externalice, en un intento por marcar la diferencia. “La gente está harta de ir igual que la vecina”, concluye.
EL EGO, trampolín de nuevos talentos
“Los tiempos de crisis son difíciles tanto para los jóvenes como para los consolidados, y más teniendo en cuenta que el sector textil es uno de los grandes afectados”. Son algunas de las conclusiones de Andrés Aberasturi, director de EL EGO de Cibeles, la pasarela de los jóvenes talentos. El creador radiografía la situación de los que empiezan en el siempre difícil mercado de la moda.
“Los jóvenes tienen como motor principal la ilusión, la creatividad y el talento, piezas fundamentales para un buen comienzo pero, por desgracia, nuestro país no cuenta con una industria potente que permita a grandes grupos inversores y productores ofrecerles el respaldo necesario para lanzar una firma al mercado (a diferencia de Francia o Italia)- nos cuenta-de ahí que muchos de nuestros creadores acaben dejando su marca para formar parte de los equipos de diseño de marcas como Zara o Mango”.
“Los diseños deben llegar a la calle“
Aberasturi creó El EGO con el espíritu transgresor por bandera. El certamen ya ha sumado once ediciones, y en 2004 los desfiles se integraron en Cibeles. Una iniciativa que surgió como plataforma de lanzamiento para los diseñadores noveles cuyo trabajo no era visible, ni llegaba a la calle, ni tenía cabida en otro circuitos nacionales. En definitiva, una puerta abierta a la oportunidad.
Las colecciones se preparan a un ritmo frenético. Cuatro meses antes de los desfiles se cuelgan las bases en la red. Este año se han recibido más de 200 dossieres de todos puntos de España. La presentación debe incluir una biografía tipo currículum con los trabajos realizados previamente y los bocetos (dibujos o fotografías) de la colección que presentará el diseñador en EL EGO. Se trata de que el modisto confeccione algunas de las prendas, las fotografíe y lo envíe.
Un comité formado por expertos del sector de la moda escoge. “Recibimos dossieres de una altísima calidad y cada año resulta más difícil la selección de sólo 10 diseñadores”, explica el director de EL EGO.
Belén Vidal y 16 creaciones de 'naturaleza bruta'
Belén Vidal, una joven diseñadora murciana de 21 años que ha realizado prácticas en Jesús del Pozo, fue una de las afortunadas elegidas. Sus diseños, “inspirados en la parte bruta de la naturaleza”-explica- fueron los encargados de abrir los desfiles de EL EGO. En total, subió a la pasarela 16 looks cosidos en materiales rígidos y lanas sin teñir, que han recogido críticas positivas a su originalidad.
“Belén Vidal cose y descose, teje y deshace, tiñe y destiñe, y todo para vestir y desvestir a una Eva que cambia su hoja de parra por prendas más invernales...y es que fuera del Paraíso hace frío”, describía en una de sus crónicas Rafael Muñoz, experto en moda de RTVE, resaltando el lado más femenino de las prendas de la colección de Vidal.
“He aprendido muchísimo. Yo tenía la idea y he puesto 2.000 euros de mi bolsillo para sacarla adelante. Es una producción a contrarreloj que no para, pero estoy contenta porque esto ha servido para darme a conocer”, relata la joven sobre su experiencia en Cibeles, y añade que su futuro inmediato pasa por seguir formándose y, de momento, no tiene intención de crear “una marca propia”.
En cualquier caso, las debutantes Coleman y Vidal cada una a su manera, lo tienen muy claro. En esta época de confusión “dedicarse a la moda en tiempos de crisis merece la pena porque trabajar en tu vocación no tiene precio”, coinciden.