Las diferencias religiosas impulsan las protestas en el Golfo
- Convocan a través de Facebook un "Día de la ira" en Arabia Saudí
- La minoría chií encabeza las protestas en el reino
- En Baréin los chiíes son mayoría, y en Yemen también participan en las protest
Más información: Especial revueltas en el mundo árabe
Datos esenciales: Proporción de población chií sobre el total:
Arabia Saudí: 10 - 15%
Baréin: 70%
Yemen: 27%
Omán: 4%
Emiratos Árabes Unidos (EUA): 16%
Kuwait: 30%
Catar: 5%
Irak: 60 - 65%
Las protestas que sacuden el mundo árabe podrían tener su próximo capítulo el viernes en Arabia Saudí, el país que acoge los lugares más santos para el Islam.
Para esa fecha se ha convocado en Facebook un "Día de la ira" en el que, a la oposición liberal e islamista, poco numerosa, podría sumarse la minoría chií.
El Ejército ha movilizado a 10.000 soldados en la provincia oriental, donde esta secta islámica es mayoritaria. El pasado miércoles el ministro de Exteriores saudí, príncipe Saud al Faisal, advirtió que las manifestaciones eran ilegales.
"La mejor manera de conseguir lo que quieren los ciudadanos es a través del diálogo, ya sea en la región oriental, en el oeste, el sur o el norte", declaró Al Faisal. Este jueves, el Consejo de Cooperación del Golfo, que agrupa a los países árabes de la zona, ha advertido que responderá "con firmeza" a cualquier amenaza a la seguridad de sus miembros.
Sin embargo, los chiíes de Arabia Saudí sí han salido a la calle a lo largo de la última semana. No más de 200 personas se han concentrado a la vez, un número sin embargo importante dadas las condiciones del país. La página web Rasid.com da voz a sus reivindicaciones y convocatorias.
La espita que provocó su movilización fue la detención del clérigo Tawfiq el Amir, quien se había declarado en favor de una monarquía constitucional. Tras varios días preso, El Amir fue puesto en libertad el día 6 de marzo.
Una minoría religiosa discriminada
Los chiíes de Arabia Saudí viven sobre todo en la provincia oriental, la menos próspera del país a pesar de que alberga la mayor parte de las reservas de crudo saudíes. Aunque el rey ha facilitado su culto en las áreas en que viven, son considerados "herejes" por la ideología oficial del wahabismo, una secta de puritanismo extremo.
Ya en 2009, a raiz de una ola de disturbios causados por un incidente menor, The Economist advertía que "considerando variables locales, regionales e internacionales, un enfrentamiento entre el régimen saudí y sus ciudadanos chiíes es cuestión de tiempo".
El conflicto latente que existe entre los gobernantes suníes y las minorías chiíes (a veces, como en Baréin, son una mayoría) juega un papel importante en las muestras de descontento en las habitualmente estables monarquías del Golfo.
¿Quinta columna de Irán?
El chiísmo es una secta del islam (shia significa la facción o el partido, mientras que la sunna es la práctica o tradición) que defiende que Mahoma eligió como sucesor a su yerno Alí. Sólo los descendientes de Alí, los imam, son los legítimos sucesores del Profeta y pueden liderar a los creyentes.
El cisma sunna-shia es similar, por poner un ejemplo, al del catolicismo y el protestantismo. En la mayoría de los países del Golfo están excluidos de los puestos de la administración y de la representación política (cuando la hay), y a menudo se restringe su libertad de culto.
Sin embargo, según recuerda el periodista británico Robert Fisk en su libro La conquista de Oriente Medio, "por una casualidad geográfica, casi todo el petróleo de Oriente Medio yace bajo las tierras donde viven los chiíes"
Después de la Revolución Islámica de 1979 en Irán, donde el chiísmo es la religión oficial, los países de la zona, desde el Irak de Sadam Hussein a las monarquías petroleras, y el mismo EE.UU. se sintieron amenazados por un posible contagio .
Desde entonces, los gobernantes del Golfo agitan el fantasma de la "iranización" cada vez que los chiíes alen a la calle.
Si bien Irán intenta ejercer su influencia sobre sus correligionarios de secta, los árabes chiíes tienden a seguir a sus líderes locales y sus propias tradiciones, como explica, refiriéndose al caso bareiní, Juan Cole, profesor de la Universidad de Michigan (EE.UU.) y autor de varias obras sobre el tema.
Irónicamente, ha sido la invasión de Irak en 2003 la que ha permitido la llegada al poder de la mayoría chií en este país, a la que pertenece el primer ministro, Nuri Al Maliki. La violencia sectaria en el Irak post-Saddam se cobra víctimas a menudo, la última ocasión el pasado 12 de febrero.
Baréin y Yemen
En Baréin la familia suní de los Al Jalifa gobierna sobre una mayoría de súbditos chiíes. Los Al Jalifa se esfuerzan por nacionalizar a inmigrantes suníes de otros países árabes para alterar el balance demográfico.
Sólo en las últimas jornadas han surgido enfrentamientos sectarios entre la población, de los que los opositores culpan al Gobierno.
El principal partido de la oposición, el Wifaq, ha mantenido una línea moderada, abogando por una monarquía constitucional.
Sin embargo, una coalición de tres partidos chiíes, encabezada por el Haq, ha anunciado que su programa pasa por derrocar pacíficamente al rey Hamad bin Isa al Jalifa e instaurar una república.
La población chií del norte de Yemen también se ha unido a las protestas contra el presidente Abdalá Saleh. El 4 de marzo, una manifestación en la localidad de Harf Sufian, en la provincia de Amran, fue disuelta con fuego de artillería, causando dos muertos y al menos nueve heridos, según fuentes de los opositores.
En la provincia vecina de Sada, los chiíes partidarios del clérigo Hussain Badr al Din al Huthi libran desde hace años un conflicto armado con el gobierno central.