El hombre prehistórico de la península ibérica usaba setas alucinógenas en sus rituales

Ciencia al cubo

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Las sustancias alucinógenas han formado parte de los rituales de los chamanes desde hace miles de años. En España no se conocía su uso en tribus prehistóricas hasta ahora.

Un equipo de científicos ha descubierto pinturas rupestres en la Península Ibérica que apuntan que hace 6.000 años ya se usaban estos hongos.

La cueva donde se han hallado las pinturas está en Cuenca, en Villar del Humo, uno de los lugares de mayor concentración de arte prehistórico. Hay 12 yacimientos de arte rupestre. Son Patrimonio Mundial de la Humanidad.

En uno de ellos, en el llamado panel de Selva Pascuala, las pinturas rupestres muestran un uro, uno de esos gigantescos toros que vivieron hace miles de años en la Península Ibérica.

Y cerca, 13 figuritas con aspecto de seta. Los estudiosos de la pared, entre los que figura el historiador español Juan Francisco Ruiz de la Universidad de Castilla La Mancha, creen que representan setas Psilocybe hispanica, propia de la zona.

Esta seta contiene psilocibina y psilocina, que son tóxicos alucinógenos, es decir, tras su ingestión se deforma la percepción de las distancias y las formas, alteran los colores, aparecen visiones, deorientación, temblores, cambios emocionales.

Descubierto por error

El químico que aisló este componente por primera vez en 1959 fue Albert Hofmann el mismo que descubrió el LSD por error, otra sustancia extremadamente alucinógena.

El uso de estos dos compuestos fue prohibido en 1971 por el Convenio de la ONU de Sustancias Psicotrópicas celebrado en Viena.

Este hallazgo en Cuenca es la primera evidencia directa del posible uso ritual de una seta Psilocybe en la Prehistoria europea. Pero en otros lugares del mundo sí hay desde hace tiempo constancia de su uso, como en México.

Allí utilizaban hasta 20 tipos de estas setas. Se han hallado artefactos que los hombres prehistóricos usaban para su preparación de hace 2.000 años e incluso rocas con forma de setas entre los restos de la cultura Maya. También hay evidencias del uso de estas setas en Argelia, en África, hace unos 6.000 años.

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