La perfección... o Joan As Police Woman
- Unas dosis de delicadeza y virtuosismo hacen enmudecer al público de la capital
- El repertorio estuvo compuesto en su mayoría por temas de su último disco, The Deep Field
Joan Wasser despertó en Madrid con el recuerdo de una terrible pesadilla. Un monstruo le perseguía en sueños y le acompañó durante una jornada de lluvia, previa a la cita con el público madrileño en la sala Joy Eslava.
Para luchar contra sus demonios eligió un atuendo de cuero de los pies a la cabeza. Una especie de Juana de Arco tomaba el escenario con una sola arma: su música; sin adornos, efectos ni pre-grabados.
Es Joan As Police Woman, no en busca de la perfección, sino representándola: es ella y dos músicos, es la artista con su música y su forma de sentirla. Joan se divierte sobre el escenario, es su hábitat. Tres discos de lujo –más uno de versiones de regalo- respaldan a una artista cuya mejor defensa está en el directo.
Trío de virtuosos
Nuestra heroína empieza a los teclados para luego cambiar a la guitarra: la afina cuatro, cinco, seis veces. Ruge, brama, baila, bromea, respira; y el público, enmudecido, sólo es capaz de responder a tanta belleza con vulgares aplausos. Al lado de Joan As Police Woman, cualquier intento por emitir un sonido hermoso termina reduciéndose a algo parecido al ruido.
Le acompañan dos genios que todo músico quisiera tener a su lado: por un lado, el batería más talentoso jamás escuchado a los coros; por otro, el hombre de los mil y un dedos, que resbala sus extremidades por teclados de colores: suenan los órganos, nacen los ambientes sonoros y, con la mano izquierda, acaricia un sintetizador que hace las veces de bajo.
Buscando la magia
El repertorio estuvo compuesto principalmente por los temas del último largo de la mujer policía, “The Deep Field”. Hubo tiempo para recuperar su primer single “Eternal Flame” o para el desmelene con la ultra rockera “Say Yes”. El momento más emocionante llegó con la hipnotizadora “Forever And A Year”.
Quien pensara que Joan Wasser era una violinista nacida para acompañar a los grandes divos de la música pop actual (Rufus Wainwright, Antony and the Johnsons) se equivocaba. La música es su oxígeno y su voz, el lamento ahora feliz de una veterana que ha visto, ha sufrido y empieza a recoger sus frutos.
La serenidad sale en forma de tormenta musical desde el interior de Joan y llega a todo el que esté dispuesto a dejarse seducir por una dosis de una de las mejores propuestas musicales del momento. Una artista de diez. Un directo perfecto.