El terremoto en Japón recupera fantasmas del pasado y pone en entredicho la seguridad nuclear
- Japón cuenta con 54 reactores operando, 2 en construcción y 12 planeados
- Varias plantas nucleares, en zonas de elevado riesgo sísmico
- Junto a Francia y EE.UU. suman casi la mitad de los existentes
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El terremoto de 8,8 que ha devastado Japón, ha arrasado pueblos enteros y se ha cobrado la vida de una cifra de personas que podría superar el millar, también ha generado una alerta nuclear que ha puesto en jaque la que es una rica fuente para el país: la energía nuclear.
De hecho, la explosión registrada en la planta nuclear de Fukushima ha reabierto el debate de hasta qué punto es conveniente o no que un país con una elevadísima actividad sísmica como Japón construya plantas nucleares o que lo haga en las zonas más propensas a padecer sismos.
La importancia de lo nuclear para Japón
La experiencia de accidentes pasados como el de Chernóbil (Ucrania) en el año 1986 ha hecho que se temiera lo peor ante el estallido de la planta y el riesgo a que se generara una filtración radiactiva.
Pero, pese a los riesgos, Japón insiste: están preparados para los movimientos de la Tierra. Es más, según el ministro portavoz, Yukio Edano, el origen del accidente ha sido una reacción química de oxígeno e hidrógeno, y no un fallo en los reactores y, por ello, ha minimizado la posibilidad de una fuga al insistir en que el depósito de acero que recubre el reactor no había resultado dañado.
Esta defensa forma parte de la de un país que es consciente de que aproximadamente el 30% de su electricidad depende de lo nuclear y, en la actualidad, cuenta con 55 reactores operando y otros dos en construcción. De hecho, junto a Francia y Estados Unidos suma casi la mitad de los reactores que existen en el mundo.
Todos ellos, bajo la evidencia de que la actividad sísmica forma parte de la vida cotidiana japonesa, han sido adaptados para que el pasado no vuelva a convertirse en una realidad y estemos ante otro gran accidente que se sume a la desgracia del terremoto y el posterior tsunami.
Prueba de ello es, según ha informado el Ministerio de Industria japonés, que en las cuatro centrales más próximas al lugar donde se había producido el seísmo, la de Onagawa, Fukushima 1, Fukhusima 2 y Tokai 2, se habían cerrado automáticamente los once reactores nucleares de forma segura y sin que produjeran fugas radiactivas.
Esto es el resultado de que Japón, así como otros muchos países, haya diseñado sus centrales para soportar terremotos y movimientos de tierra de forma segura.
El futuro de la energía japonesa
En el caso de las japonesas, los diseños se basan en detectores sísmicos que, en el caso de que registren unos niveles determinados, sean capaces de activar un sistema que detenga la planta de manera inmediata.
Así lo han determinado las comisiones de investigación que, tras el terremoto de 7,2 de Kobe en el año 1995 y del peor accidente nuclear que ha vivido Japón en su historia, en 1999, cuando una explosión seguida de una fuga en un planta de procesamiento de uranio en la localidad de Tokaimura acabó con la vida de dos operarios y expuso a más de un centenar de habitantes a altos niveles de radiación, se encargaron de examinar la seguridad de las instalaciones nucleares y las directrices de diseño para su construcción.
Pero, pese a todas estas precauciones, lo cierto es que en Japón muchas de ellas están construidas en zonas propensas a padecer terremotos, como es el caso de las afectadas tras el último que ha vivido el país, la de Fukhusima 1, la de Fukhusima 2, o la de Kukui.
Por ello, aunque los defensores de la industria nuclear insisten en la capacidad de los reactores japoneses, los opositores defienden que la amenaza sigue siendo demasiado elevada y ha vuelto a reabrirse un debate silenciado en la década de 1980, cuando Japón puso grandes expectativas en lo nuclear para su desarrollo.
“Lo que ha ocurrido en Japón viene a recordarnos que la energía nuclear es muy peligrosa, aunque se desarrolle en un país avanzadísimo con todas las posibilidades, como es Japón", defiende Carlos Bravo, de Greenpeace.
Con todo, de momento, este accidente nuclear en Japón ha sido clasificado este sábado como menos grave que los desastres nucleares de las centrales Three Mile Island en 1979 y el de Chernóbil en 1986, según ha informado la agencia de seguridad nuclear japonesa.
En concreto, el suceso ha recibido un 4 en la Escala de Evento Nuclear y Radiológico Internacional (INES por su sigla en inglés). mientras que el de Three Mile Island se clasificó con un 5 y el de Chernóbil con un 7 en esta misma escala.